Actualizaci�n sobre la enfermedad hemorr�gica epizo�tica

Art�culo t�cnico publicado en la revista Frisona Espa�ola 260 (mar-abr 2024)

Vaca con la enfermedad hemorr�gica enzo�tica

El fr�o del invierno deja paso al calor de la primavera y con �l llegar�n los mosquitos, muchos tememos que volveremos a tener problemas con la nueva enfermedad v�rica, la enfermedad hemorr�gica epizo�tica. Esta enfermedad, causada por el virus del mismo nombre, presenta muchas semejanzas con la producida por el virus de la lengua azul, incluidas las de los agentes transmisores, los mosquitos del g�nero Culicoides. Sin embargo, el virus de la lengua azul afecta m�s a las ovejas y el de la enfermedad hemorr�gica epizo�tica a las vacas.

La enfermedad apareci� en el 2022 en Andaluc�a, concretamente en C�diz, Huelva y Sevilla, y en el 2023 se distribuy� r�pidamente por toda la pen�nsula Ib�rica, llegando incluso al sur de Francia. Tambi�n en el 2022, aunque un poco antes, aparecie- ron los brotes de Sicilia y Cerde�a. Esos brotes han sido los primeros en Europa de un virus que ya estaba distribuido por todo el mundo.

Desgraciadamente el virus presenta siete serotipos distintos, nombrados del 1 al 8 (el 3 no existe ya que despu�s de su descubrimiento se comprob� que realmente era el 1). Y digo desgraciadamente porque esa variabilidad genera distintos tipos de problemas. El serotipo que se encuentra en la actualidad en Espa�a es el 8.

El serotipo del virus es importante porque cada serotipo tiene una virulencia distinta, los hay que apenas dan s�ntomas y los hay m�s nocivos. Otra caracter�stica importante de los distintos serotipos es que no hay inmunidad cruzada entre ellos, eso quiere decir que si un animal se infecta y desarrolla inmunidad frente a un serotipo, esa inmunidad no le proteger� totalmente de la infecci�n ocasionada por otro serotipo. La infecci�n natural genera anticuerpos solamente frente al serotipo del virus que la caus�, por lo mismo, las vacunas solo proteger�n frente al serotipo frente al que se hayan desarrollado, o sea, para proteger deben ser espec�ficas para cada serotipo.

Es lo mismo que ocurre con el virus de la lengua azul y por eso se aplican diferentes vacunas seg�n el serotipo frente al que se quiera inmunizar. Hay pa�ses en los que hay varios serotipos presentes, por ejemplo en Israel est�n el 1, el 6 y el 7. En los pa�ses del norte de �frica como Marruecos, Argelia o Libia se encuentra el serotipo 6 y en T�nez el 6 y el 8. Eso no es una buena noticia porque al igual que el serotipo 8 ha podido venir de T�nez, en cualquier momento podr�a entrar el serotipo 6 de cualquiera de esos pa�ses y volver�a a pasar lo que ha pasado en el 2023 con el 8. De cualquier manera, en Europa no disponemos de ning�n tipo de vacuna frente a la enfermedad hemorr�gica epizo�tica (si las hay en otros pa�ses), cuando se hagan, idealmente deber�an pensarse tanto para el serotipo que tenemos como para los que puedan venir.

La enfermedad causa graves p�rdidas econ�micas. En primer lugar porque restringe el movimiento de animales y esto afecta gravemente al comercio nacional e internacional. En cuanto a las p�rdidas directas ocasionadas por la enfermedad van a depender de diversos factores como, por ejemplo, el serotipo implicado o incluso la cepa de un serotipo concreto, la edad del animal y posiblemente la raza; entre otros. Este �ltimo a�o hemos visto como el serotipo 8 ha causado lesiones graves y hasta la muerte en bastantes casos. Curiosamente tambi�n es el serotipo 8 de la lengua azul el que m�s problemas causa en el ganado vacuno siendo los otros serotipos pr�cticamente inocuos desde el punto de vista patol�gico. Estudios realizados, por medio de la infecci�n experimental, con distintos serotipos del virus de la enfermedad hemorr�gica epizo�tica apenas han dado lugar a signos cl�nicos, o sea, han cursado de forma subcl�nica, tanto en terneros como en novillas y vacas adultas. Pero en el campo s� se ven claros signos cl�nicos desde leves hasta mortales. Se piensa que los brotes naturales de los �ltimos a�os est�n provocando cuadros cl�nicos m�s virulentos.

En lo que a la edad se refiere parece que los animales j�venes, terneros y novillas, son menos susceptibles de enfermar cl�nicamente. Pero hay veterinarios que trabajan con terneros de cebo que achacan al virus un aumento de morbilidad respiratoria. Por otro lado, las vacas de m�s partos sufren m�s gravemente la enfermedad. Y en cuanto a la raza, las vacas frisonas parecen tener cuadros m�s leves que las razas de carne y raramente se ve mortalidad en ellas.

La enfermedad

Aspecto del morro y la mucosa oral de una vaca afectada con la forma subaguda

La enfermedad comienza cuando un mosquito que porta el virus pica a una vaca y el virus infecta a las c�lulas del sistema inmune. Despu�s, est�s lo llevan a los ganglios m�s pr�ximos al lugar de la picadura. En los ganglios el virus replica y posteriormente se disemina por el resto del organismo, pero muy especialmente al bazo y a los pulmones.

El virus afecta a dos tipos de c�lulas, a los macr�fagos –c�lulas del sistema inmune encargadas de ingerir y destruir cualquier agente nocivo y que se encuentran distribuidas por todo el organismo- y a las c�lulas endoteliales –que forman la capa m�s interna de los vasos sangu�neos-. Cuando estos dos tipos de c�lulas son infectadas por el virus se producen hemorragias, trombosis y procesos inflamatorios por todo el cuerpo del paciente.

Los animales afectados tienen fiebre, depresi�n, debilidad, anorexia y disminuci�n de la producci�n de leche. Debido a las �lceras en las mucosas hay aumento de las secreciones oculares y nasales as� como babeo e hinchaz�n por edema de los p�rpados y la conjuntiva ocular. Estas lesiones en la boca y garganta pueden provocar, en ocasiones, dificultad en la degluci�n, o sea, disfagia, que puede hacer que la comida o el bolo ruminal sean aspirados por los pulmones y esto agrava el cuadro cl�nico con una neumon�a gangrenosa. En algunos casos tambi�n hay cojeras por inflamaci�n del rodete coronario pudiendo llegar, incluso, a desprenderse los cascos. Estos problemas podales se han observado m�s en toros de gran peso. La piel de la ubre tambi�n puede verse afectada. Y por si todo lo anterior no fuera suficiente, tambi�n se han visto abortos y malformaciones fetales.

Todo ello reduce la producci�n y la fertilidad de las vacas. Tambi�n hay que se�alar que los toros afectados pueden permanecer inf�rtiles por largos periodos de tiempo, en ocasiones hasta tres meses.

La enfermedad puede cursar de diversas formas en funci�n de su duraci�n y gravedad. La forma subcl�nica parece ser que es la m�s com�n, en ella, como su nombre indica, no hay signos cl�nicos, tan solo una infecci�n que genera anticuerpos protectores. La forma subaguda produce las t�picas �lceras en la boca que se extienden a lo largo del aparato digestivo. En algunos casos tambi�n se afectan los cascos y la piel de la ubre. Esta forma cl�nica puede cursar de forma cr�nica y despu�s de un tiempo curarse por s� sola o puede llegar a matar al animal de manera indirecta, por dejar de comer o por no poder caminar. La forma aguda produce da�o en los vasos sangu�neos y problemas de coagulaci�n con congesti�n, edema y hemorragias multifocales en las mucosas de los ojos y boca y en los �rganos internos, con edema de pulm�n y derrame pleural. La muerte se produce en dos o tres d�as. La enfermedad sobreaguda produce muerte s�bita por un cuadro inflamatorio extremo que origina un edema agudo de pulm�n. Las formas aguda y sobreaguda no se suelen dar en el vacuno lechero.

Pero no todo son malas noticias

Si nos fijamos en lo sucedido en la Comunidad de Madrid con el brote del a�o pasado, podemos ver c�mo se propag� el virus y cu�les fueron sus consecuencias. En Madrid hay 98.672 cabezas de ganado vacuno en 1.554 explotaciones, la mayor�a son vacas nodrizas en extensivo o semiextensivo. Se analizaron los animales que presentaron signos cl�nicos compatibles con la enfermedad y resultaron positivos a la enfermedad 5.125 pertenecientes a 718 explotaciones. De esos animales fallecieron 819. Atendi�ndonos a esas cifras, en casi la mitad de las explotaciones, concretamente el 46,2 %, se diagnostic� la enfermedad; enfermaron el 4,5 % de las vacas de la comunidad y murieron el 0,8 %. Esos porcentajes se obtuvieron de los animales analizados, pero hay que tener en cuenta que a los animales sanos, asintom�ticos, raramente se les tom� muestras de sangre para hacer el diagn�stico por lo que, con toda seguridad, las cifras de infectados no enfermos, sin duda, fueron mucho m�s grandes. De esas cifras reportadas, lo que s� hay que tomar en consideraci�n, es la alt�sima tasa de mortalidad, eso es, el porcentaje de animales enfermos que mueren, el 15,98 %.

Hay que tener en consideraci�n que en las vacas de extensivo los cuidados veterinarios que se pueden administrar a los animales enfermos no son iguales a los de las vacas lecheras. Pero por otro lado, las p�rdidas econ�micas que se originan en una vaca lechera son mayores que en las de carne aunque no muera.

Si han enfermado un 4,5 de cada 100 vacas y han muerto 8 de cada mil muchos pensar�is: ¿cu�l es la buena noticia? Pues la buena noticia es que todos los animales que han enfermado en el 2023, m�s todos los que se infectaron y no enfermaron, que seg�n algunos estudios epidemiol�gicos podr�n ser much�simas m�s, en el 2024 no enfermar�n por tener anticuerpos frente a la enfermedad. Sin duda la protecci�n durar� un a�o y hay investigadores que piensan que la inmunidad puede ser de por vida. La situaci�n ha pasado de enfrentarnos a un brote epizo�tico a estar ante una enfermedad end�mica. Algo parecido a lo que ha sucedido con el COVID en las personas.

¿Podemos hacer algo para prevenir o tratar la enfermedad?

En muchas ocasiones, c�mo en este caso, la infecci�n apenas presenta signos cl�nicos

Se trata de una enfermedad v�rica, por lo que no hay tratamientos espec�ficos. S� se pueden usar antiinflamatorios no esteroideos, para aliviar los efectos de la enfermedad, y tratar las posibles complicaciones que puedan surgir, especialmente las neumon�as.

En cuanto a la prevenci�n, de momento no hay vacunas disponibles. En lo que se refiere al agente transmisor de la enfermedad, el mosquito, podemos usar repelentes de insectos. Hay que tener en consideraci�n el posible tiempo de supresi�n en leche o carne de algunos de ellos. Este a�o pasado hay a quien les ha ido bien y quien no ha visto resultados tan buenos. La dispensaci�n de los repelentes tambi�n es un problema de mano de obra y organizaci�n. Hay ganaderos que han implementado sistemas autom�ticos de dispensaci�n.

Aunque los mosquitos pueden ser dispersados por los vientos hasta cientos de kil�metros, lo normal es que se desplacen muy poco. Por ello, si evitamos que cr�en en las inmediaciones de la granja reduciremos el riesgo. Los mosquitos cr�an en aguas estancadas, por ello hay que evitarlas en nuestras explotaciones. El mantener los corrales de producci�n bien ventilados, con movimiento de aire, tambi�n reducir� la exposici�n de las vacas a los mosquitos. Y finalmente, unas vacas sanas, bien alimentadas y libres de estr�s, tendr�n un sistema inmune competente que har� que la infecci�n curse de manera subcl�nica y si en aquellas vacas que lleguen a enfermar, la enfermedad sea menos severa.

Si quieres leer el art�culo en PDF puedes descargarlo desde este enlace o tambi�n desde "Documentos" al final de esta noticia.

Art�culo t�cnico publicado por Juan Vicente Gonz�lez Mart�n y �ngel Revilla Ruiz en el n�mero 260 de la revista Frisona Espa�ola, correspondiente a los meses de marzo y abril de 2024.