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Cooperativas lácteas: AGC Agrocantabria
Redacción Revista Frisona

Cooperativas lácteas: AGC Agrocantabria

Entrevista a José Ángel Pereda, presidente de Agrocantabria y propietario de La Benera, y a Jacobo Alonso, director general de la cooperativa

Atrás quedan los 18.000 ganaderos que producían leche a finales del siglo XX en Cantabria. Hoy son alrededor de 700 los que permanecen en activo; muchos menos, pero mucho más grandes y con capacidad para producir volúmenes de leche comparables a los de hace décadas. Buena parte de ellos pertenecen a la cooperativa Agrocantabria, cuyo germen se remonta al año 2007 y la fusión de Cooperativa Lechera SAM, Cooperativa Siete Villas, Cooperativa Cuenca del Besaya, Cooperativa Virgen de Valvanuz, S.A.T. Valle de Soba, S.A.T. Liébana-Peñarrubia, S.A.T. Valle de Aras y recientemente Cooperativa Lechera LAR.

Hablamos con José Ángel Pereda, presidente de Agrocantabria y propietario de La Benera, y con Jacobo Alonso, director general de la cooperativa, para conocer esta agrupación, sus servicios y su forma de trabajar y entender el sector, con una apuesta clara por la creación y pertenencia a una estructura dimensionada que dé estabilidad a la cooperativa y a sus socios y, por tanto, a la ganadería y la agricultura de su entorno.

Los orígenes

Como nos cuenta José Ángel Pereda, Agrocantabria tiene como misión aportar servicio y soluciones a las explotaciones de los socios, contribuyendo con la viabilidad de las mismas y en el asentamiento y desarrollo de las zonas rurales.

Esta estructura que hoy conocemos nació de la unión de cooperativas comarcales y una regional, que desarrollaban alguna actividad en una cooperativa de segundo grado Sergacan. Las personas que formaban parte del Consejo Rector y la dirección tuvieron claro el camino que había que seguir, buscando una estructura única que fuese capaz de afrontar los retos futuros, para ello apostaron por una fusión de cooperativas presidida en su primera etapa por Bernardo Cobo.

A día de hoy nadie puede poner en duda la decisión tomada, y una pequeña muestra de ello son los proyectos ejecutados y consolidados, como son:

•    Una fábrica de piensos que asegura la seguridad alimentaria,

•    Una sala de despiece, para elaboración y venta de productos cárnicos.

•   Gestionando la producción láctea del mayor número de ganaderos de la región, entre los que se incluyen ganaderos con explotaciones ubicadas en zonas desfavorecidas.

“De estos y otros temas hablará ahora Jacobo”, apunta José Ángel.

Los socios

“Actualmente tenemos 2.800 socios -explica Jacobo Alonso-. Unos producen leche, otros producen carne y el resto, una parte importante, son jubilados, que siguen en la cooperativa por un sentimiento de pertenencia porque cuando se jubilan continúan teniendo algunos animales en casa y les gusta venir a la cooperativa a comprar los piensos. Desde AgroCantabria fomentamos que puedan asociarse nuevos ganaderos y agricultores porque siempre hemos tenido muy claro que lo importante es la unión y hacer estructuras grandes, teniendo claro el servicio al socio pegado a la tierra, de proximidad”.

De los socios, aproximadamente 400 son ganaderos de leche y, de estos, unos 260 son ganaderos que consumen todos los servicios de la cooperativa: fabricación de pienso, compra de semillas, asesoramientos, reproductivo, etc. “Y por supuesto -afirma Alonso- recogida y gestión de la leche. De los 700 ganaderos que entregan leche en Cantabria, recogemos al 30 %, y el 26 % de la leche. Otra parte de los ganaderos entregan la leche directamente a la industria y, finalmente, hay una parte también importante que son ganaderos de carne”.

Estructura de la cooperativa

Agrocantabria tiene dos vertientes importantes. Por un lado, recoger la producción de sus socios, que es leche y carne, y por otro, acompañarlos en todo el proceso de la producción. “Aunque la gestión de la leche es una actividad primordial, esta segunda parte es muy importante para nosotros. Creo que una cooperativa tiene que ser útil al ganadero; si lo que se pretende es venderles el pienso, el abono, etc. el ganadero no nos necesita hoy día. Hay que aportar algo más. ¿Cómo? Dando servicios como los que tenemos de nutrición animal, con la fabricación de piensos y asesoramiento en las instalaciones ganaderas, desde cubículos a robots de ordeño, entre otros. Y siempre en las condiciones óptimas y de confianza que da trabajar con la cooperativa propia. Evidentemente tenemos que cubrir los costes, pero sin olvidar que las cooperativas son economía social”, explica Jacobo.

“Como decía, -continúa el director de AGC- lo importante que aportamos al socio son los servicios de calidad de leche, ADS, reproducción, instalaciones, agronomía, asesoramiento… Por ejemplo, en el apartado de agronomía llevamos la distribución de algunas marcas de semillas, de abonos, productos de DELAGRO, que es la cooperativa de 2º grado a la que pertenecemos. Esto es importante, pero hoy cualquier casa comercial lo puede ofrecer. Nosotros, además, tenemos el banco más importante de análisis de suelos que hay en Cantabria, lo que nos permite recomendar el abonado idóneo de una finca en función de las necesidades específica de ese suelo. Sabemos que la PAC que nos viene es, sobre todo, sostenible, y que tenemos que ser capaces de producir sabiendo dónde va a parar el nitrógeno. Poco podemos hacer para subir el precio de la leche; lo que podemos hacer es ayudar a nuestros socios a reducir en unos céntimos los costes de producción”.

Una estructura sólida en la que poder confiar

“Tenemos que ser competitivos -afirma Jacobo Alonso-, pero más allá de lo económico, hay otras cosas que también tienen mucho valor, como la confianza. La producción en la fábrica de piensos ha ido aumentando por la demanda tanto de ganaderos de Cantabria como de otras zonas limítrofes y lo importante es que demanden este pienso porque creen en nuestra forma de trabajar; en que es necesario gastar más de 12 euros en el análisis físico-químico de cada camión que viene antes de que entre en la fábrica; porque saben que se están comprando materias primas de calidad y en estrictas condiciones de conservación. Ahí está la grandeza de poder confiar en una estructura como esta y poder decir qué te aporta la cooperativa: estabilidad y seguridad”.

Para Alonso vienen tiempos difíciles para la producción porque habrá que hacerlo en gran cantidad y en buenas condiciones organolépticas, pero, además, respondiendo al modelo de producción que hoy exige la sociedad: manteniendo la actividad en el entorno rural y produciendo de forma sostenible. “Nos puede gustar más o menos, pero no va a ser una opción, y para poder producir así, los primeros que nos tenemos que adaptar somos las estructuras que estamos alrededor de los ganaderos. Ellos tienen que cambiar, pero nosotros tenemos que ir adelantándonos a ese cambio”, añade.

En estos años, AGC ha experimentado un crecimiento importante, pasando de unos 57 millones de euros en 2018-2019 a los 100 millones de euros con los que acabarán este año; han tenido un crecimiento de entre el 3 y el 5 % anual en cuanto a cifra de negocio. “Acabarán quedando pocas cooperativas, pero serán estructuras fuertes y útiles para sus socios. Intentaremos que AGC sea una de esas grandes cooperativas que se mantengan en España, pero si no lo somos, no será una decepción; si un día nos integramos en una estructura mayor, sólida y fuerte que ponga peso en todo el entorno agroalimentario, lo que quiero es haber aportado algo, esa es nuestra misión. No es razonable mantener el mismo número de cooperativas si cada vez hay menos ganaderos”, explica.

El negocio es la leche

En cuanto a la recogida y gestión de la leche, es una actividad que ya desarrollaban las cooperativas de origen y que sigue siendo prioritaria en la actualidad; por tanto, los ganaderos que la producen son los principales consumidores de los servicios, por su propia actividad diaria. “Somos socios de Iparlat, donde enviamos en torno al 50 % de nuestra leche. El resto lo suministramos a la industria de Cantabria, para evitar que la leche haga kilómetros, incluida la industria ligera de transformación para la producción de quesos y sobaos. Toda la leche tiene certificación de bienestar animal, incluidos los pequeños productores, y un porcentaje elevado, también con AENOR. Además, tenemos otras certificaciones como, por ejemplo, la de leche de pastoreo, con producción más baja, con la que hacemos el queso Pasto Real, que ponemos directamente en el mercado”, añade.

“Aunque tenemos un centro de recogida, en la mayoría de los casos la leche va de la granja directamente a la industria final, salvo que se agrupe aquí previamente si es de pastoreo o tiene una característica especial. Nuestra misión sigue siendo -más allá del queso de pastoreo- la recogida de la leche cruda de vaca y su envío conjunto a la industria, siempre con contratos estables. No especulamos con los precios; si se disparan en otoño no será AGC la que pague más, pero si hay un bache, tampoco será la que pague menos. Buscamos estabilidad, con contratos de hasta dos años, porque es difícil tenerlos a largo plazo. Que el ganadero, si va a hacer una inversión, sepa cómo va a cobrar la leche”, detalla Jacobo.

También apunta que le hubiera encantado “poder hacer una industria láctea propia, pero ahora no sería oportuno ni realista iniciar esa andadura desde cero”. “Llegado este momento, lo importante es -como con las cooperativas- hacer fuertes a las que quedan y no les falte la leche. Nosotros reforzaremos lo que podamos las estructuras a las que pertenecemos, entre otras Iparlat, con industria en Renedo, y a toda la industria que tenemos alrededor, dándoles el servicio que demanden y exigiéndoles precio justo, porque les damos calidad”, agrega el gerente de AGC.

Alternativas a la producción de leche

En estos últimos años, la caída del número de ganaderos de leche es imparable, por diferentes razones que nos explica Jacobo a continuación. “La primera, porque en esta zona no es fácil construir una instalación para la producción leche; hay muchas zonas con parcelas pequeñas y ser reserva de la biosfera, parque natural y parque nacional tiene muchas ventajas, pero te impide hacer una construcción para tener la dimensión que hoy es necesaria. Por otro lado, el ganadero que tenemos es de tamaño medio-pequeño, con una media de 20.000 litros de leche mensuales, y también hay ganaderos de tamaño pequeño, con la explotación amortizada, muy buenos, pero sin relevo y sin continuidad. Salvo algunas explotaciones grandes que ordeñan más de 300 vacas en sala rotativa o robots, las que van a quedar son explotaciones entre 120 y 180 vacas, con 2 o 3 robots de ordeño y con la producción limitada precisamente al robot, porque el otro problema que tiene nuestro sector es la mano de obra”, indica como principales problemas.

Otra misión de la AGC es “apoyar a los socios que se ven obligados a abandonar la producción”. “Uno de nuestros principios es la sostenibilidad del territorio, por eso intentamos que puedan seguir viviendo en el medio rural, de la ganadería. Evidentemente, con un componente egoísta desde el punto de vista cooperativo; que sigan siendo socios y consumiendo nuestros servicios. En este punto es importante mencionar el proyecto -ya una realidad- de la IGP Carne de Cantabria, con el que los ganaderos que no pueden continuar como productores de leche, pueden hacerlo como productores de carne, cebando los animales de su explotación y sacándoles un mayor rendimiento. Creamos una sala de despiece y una sala de maduración y hemos conseguido colocar esta carne en prácticamente todos los supermercados de Cantabria, con una producción mensual de más de 200.000 kilos despiezados y casi otros tantos en carne colgada. Con este proyecto hemos conseguido que una parte importante de esos ganaderos que eran productores de leche hoy sean productores de carne y, además, esto ha hecho que la fábrica tenga casi un millón de kilos mensuales de consumo de pienso para cebo, fortaleciendo así la estructura de la cooperativa”, expresa.

Esto demuestra que, si hubieran trabajado solo con la parte de la leche que recogen, hoy no estarían aquí porque el ganadero ya no les necesita para vender su leche. “Sí aportamos algo a la leche que compramos, por ejemplo, con el proyecto de sostenibilidad 30/30 (reducción del 30 % de emisiones para el año 2030), midiendo la huella de carbono, sabiendo dónde y cuánto se puede mejorar. O al hacer la certificación de bienestar animal a todos nuestros ganaderos. O cuando hacemos contratos estables en la provincia con la industria... Hay que ser cooperativa de servicios”, afirma.

La importancia de las instalaciones de ordeño

Reconociendo que “todas las marcas que funcionan aquí son de primer nivel y seguro que dan muy buen servicio técnico”, en AGC tienen la distribución de Gea porque desde que era Wetsfalia han creído “que tienen detrás un buen respaldo tecnológico para ir avanzando”. “Lo importante en cualquier máquina no es construirla, si no ser capaz de poder ir actualizándola y, en este sentido, estamos muy seguros con esta casa. Por parte de AGC formamos técnicos para nuestro servicio de mantenimiento, tanto de instalaciones ganaderas (cubículos, salas, etc.) como del robot de ordeño, las 24 horas del día. Esto tiene un coste y hay que pagarlo, pero el objetivo es cubrir esos costes sin repercutirle todo al ganadero, sea socio o no, porque damos servicio a todas las ganaderías de Cantabria. Hay que mantener la estructura y los gastos se reparten entre todos y el ganadero que entrega la leche hace una pequeña aportación porcentual de sus beneficios y también tiene un descuento en los servicios, que creo que son de mucha calidad y a un precio razonable. Hay que intentar hacer siempre las cosas bien y produciendo alimentos, jamás puedes intentar hacer las cosas regular, porque saldrán mal. Es nuestro principio a la hora de dar servicios”, subraya.

Cooperativa leonesa LAR, la familia crece

Recientemente AGC ha adquirido la cooperativa leonesa LAR, situada en una zona importante de ganaderías de leche y explotaciones agrícolas, pero de poco tamaño. Esto, unido a una inversión inadecuada y una falta de gestión, los llevó a concurso de acreedores. “Esto debe hacernos ver que hay que ir a estructuras grandes porque las pequeñas no se van a poder sostener. Presentamos una oferta basada en tres premisas: hacer un plan de negocio con un periodo de amortización corto y un estudio de lo que se podía trabajar allí; en segundo lugar, pagar el cien por cien de la deuda que se debía a los agricultores; y, en tercer lugar, mantener la unidad productiva en funcionamiento, así como a todos los trabajadores para mantener la estructura. Estas tres premisas fueron las que valoró la administración concursal y nos otorgaron el cien por cien de la unidad productiva”, detalla Jacobo.

LAR tiene actividades y servicios complementarios a los de AGC que van a mantener: venta de piensos, forrajes, suministro de gasóleo, la tienda agroalimentaria…

“Entrar en el sector de los cereales, en especial el maíz, es importante porque nos permite que el peso de la cooperativa descanse sobre una pata más. Tenemos leche y carne, agronomía, instalaciones y, ahora, cereales y un secadero con capacidad para secar 300.000 kilos de maíz al día. Y también una marca de leche propia, de las más importantes en el norte de León, que vamos a mantener. Por ello intentaremos recuperar lo antes posible a los ganaderos de leche que se han perdido en este proceso. Parte de esa leche también irá para Iparlat, reforzando nuestra estructura aquí, y parte la utilizaremos para recuperar alguna marca histórica, como Altamira, un proyecto que perseguimos hace algún tiempo. En las cooperativas tenemos que ser muy prudentes a la hora de hacer las inversiones, pero nunca nos podemos quedar atrás. Debemos tener en cuenta que el objetivo es hacer estructuras más grandes y AGC, aunque este año pasará de los 100 millones de euros de facturación como he dicho antes, es pequeña en comparación con las francesas, por ejemplo. Por eso insisto en la necesidad de hacer estructuras más grandes porque si no, no aportaremos nada a los ganaderos y si nos les aportamos, los ganaderos no nos necesitarán. En LAR hemos hecho una inversión razonable y el patrimonio de AGC no ha mermado; lo que hay allí vale más de lo que hemos invertido, pero nuestro objetivo no era ese; nuestro objetivo era dar un servicio. En el mes que llevamos de prueba, han salido para allá 100 o 200 mil kilos de pienso, que seguro han diluido algo los costes fijos de la fábrica. El objetivo de AGC –afirma su director general– es que el agricultor y el ganadero cobren lo mejor posible en base a los mercados y no a la especulación”.

Qué hacer para incentivar el relevo generacional

Partiendo de que “la cooperativa debe estar implicada en los problemas de los socios y en las soluciones”, el gerente de AGC explica que “se intenta gestionar este tema de forma conjunta como sector, apoyando los programas que la Consejería o el Ministerio han tenido puntualmente, aunque es algo de tanta importancia que poco puede hacer una cooperativa, aunque se juntaran todas las de España”.

“El problema es de Estado”, nos dice Alonso.”No tener relevo generacional en el sector agroalimentario tiene una importancia tremenda, aunque parece que todavía no nos hemos dado cuenta... Durante años dijimos que la ganadería y la agricultura eran lo peor porque la vida era dura y poco rentable, pero ahora hay que abandonar ese discurso y dar dignidad a nuestra profesión, porque hacemos lo más importante que se puede hacer: producir alimentos, dar de comer al mundo. Tenemos que explicar mucho más lo que hacemos y hacer ver a los jóvenes que hoy día pueden vivir perfectamente de una explotación ganadera, con muchos inconvenientes y también con muchas ventajas. Si queremos tener una soberanía alimen- taria, necesitamos tener quien lo produzca, pero también es necesario que se comprenda que hay que permitir que la actividad ganadera y agrícola sea rentable. En Cantabria tenemos un problema importantísimo con el acceso a la tierra; estamos en una zona en la que el turismo es muy importante, pero el día que no haya ganaderos, no habrá turismo porque estos preciosos paisajes, estos prados tan bonitos, llevan más de mil años gestionándose por los ganaderos. Un ganadero, para acceder a la tierra, no debe tener que competir con la construcción”, agrega.

Y al consumidor

Otra de las claves del futuro del sector primario es la comunicación con los consumidores que, en su opinión, se hará “explicando en cada foro que producir alimentos tiene un coste muy alto porque, además, es la sociedad la que nos exige cada vez más garantías”. “Evidentemente, tenemos que ir en pro de la sostenibilidad en todo el mundo, pero no podemos pensar que la cesta de la compra es residual y que se puede ahorrar en comer, pero no en coches, móviles, pantallas, etc. Ya lo decía mi abuela: es importante comer a la hora y vestir a la moda. No se puede escatimar en comer, hay que comer productos de calidad y estos tienen su precio. La leche es el ejemplo; vamos por delante de lo que la sociedad demanda, como la leche A2A2, y luego dicen que es caro… Vivir es caro, es cierto, pero la culpa no es de la alimentación. Así se van cerrando las ganaderías y no estamos en situación de cerrar más, tenemos que llevar entre algodones a los ganaderos y agricultores que quedan”, puntualiza Jacobo.

Situación del mercado mundial

Por otra parte, consideran que “el tema de los aranceles puede encarecer la alimentación en Europa y en el mundo” ya que “la administración de EE.UU. ha roto las reglas del juego que había”. “No digo que fueran o no correctas, pero eran un marco sobre el que trabajar. Creo que Europa debe tener mucho más criterio en algunas cosas y ahora le va a tocar defenderse; igual esto sirve para que despierte”, precisa.

“Nosotros, de momento, no lo hemos notado mucho, pero evidentemente hay productos en alimentación animal, sobre todo para conseguir proteína, como la soja, que se producen en el continente americano. Si suben los aranceles a la soja, va a repercutir en la alimentación. Pero más allá de lo económico me preocupa que Europa se ha centrado en consumir soja con la certificación de no deforestación y el único país que produce en estas condiciones es EE.UU. Si en Europa seguimos con nuestra legislación y a final de año toda la soja procede de no deforestación… nos estaremos dando un tiro en el pie. En nuestro sector es necesaria la soja porque la producción de la leche de vaca no tiene una fuente de proteína alternativa suficiente. Creo que lo importante, si los aranceles siguen adelante, es que Europa tome una posición común, no tenga miedo y establezca unas relaciones comerciales menos sumisas; debe revisar la política agraria y poner en valor la producción; no puede pretender vivir del turismo, hay que ser realistas. En España y todo el sur de Europa, tenemos una posición tremenda para producir, pero hay que tomar decisiones con políticas serias”, sostiene.

Relación con la Administración

Por último, antes de finalizar nuestra conversación con Jacobo Alonso, le cuestionamos sobre la relación de AGC con las administraciones. “Con la administración autonómica, sobre todo la Consejería de Ganadería, que es la principal interlocutora, somos reivindicativos, pero he de decir que siempre nos tienen en cuenta, a nosotros y a todas las organizaciones profesionales agrarias, a la hora de hacer PDR, cuando hay que sacar una ley o enmarcar algo. El sector es importante y ellos lo saben. Nosotros, por otro lado, nunca hemos hecho política. Defendemos al consejero que esté, siempre y cuando se defiendan los intereses del sector”, aclara.

“Para finalizar, quiero incidir en que, como cooperativa, lo que queremos es ser útiles a todos los ganaderos que nos necesiten. Nuestro lema así lo dice; somos un proyecto para todos, aquí no sobra nadie, tratamos de escuchar a todo el mundo y que todo el mundo esté representado”, concluye Jacobo.

No podíamos marcharnos de AGC sin preguntar a su presidente, José Ángel Pereda si, en su faceta como ganadero, cree que el futuro de la actividad pasa por el cooperativismo: “Si lo creo, con absoluta certeza. Si las cooperativas hubiésemos hecho las cosas mejor seguro que quedaría más gente en el sector. El futuro de las cooperativas pasa por ser útiles dentro de la cadena agroalimentaria, dando servicios y soluciones a la producción de sus socios y contribuyendo en la comercialización de sus productos hasta el consumidor final. Desde mi punto de vista no será posible si no existen acuerdos cooperativos o fusiones que garanticen una estructura con dimensión, que permita estar presentes en el comercio nacional e internacional. Es el impulso necesario para asegurar un futuro relevo generacional”.

Centrándonos en esas preocupaciones actuales de los ganaderos, el presidente de AGC describe como “a lo largo de los años” los ganaderos se han adaptado “a todas las normativas impuestas por la Administración o el mercado, dejando muchos compañeros en el camino”. “El precio de adaptación ha sido muy caro y lo hemos hecho a base de lucha y sacrificio. Yo conocí las primeras instalaciones de tanques de frío, control de la bacteriología, las células somáticas y más recientemente la ley de antibióticos y bienestar animal... y actualmente, la sostenibilidad, seguramente que también nos adaptaremos, pero que sea con un periodo de transición ordenado y con un fin equilibrado, para poder seguir produciendo alimentos de calidad, de forma sostenible socialmente, medioambientalmente y económicamente, pero no olvidar que con números rojos es imposible la vialidad de la cadena alimentaria, en definitiva los productos que hoy conocemos. Si conseguimos un sector atractivo, los que están actualmente, trasmitirán ilusión en el sector y permitirán el tan deseado relevo generacional”, concluye.

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