De aliados naturales a salvajes enemigos
Nota COAG.- La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha presentado al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y a la Unión Europea un informe elaborado en colaboración con la organización SEO-Birdlife en el que se demuestran los negativos efectos para las aves necrófagas y los ganaderos de la normativa comunitaria de 2002 sobre gestión de subproductos animales en el campo. Con esta iniciativa, COAG ha iniciado una campaña para que Bruselas modifique la legislación vigente y faciliten el abandono de cabezas de ganado en el campo en comederos y muladares.
A raíz de la crisis de la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) de 2001, la UE modificó la normativa y prohibió el abandono de animales muertos en el campo y los muladares, eliminando de un plumazo el alimento esencial de las especies necrófagas. Esta normativa exigió a los ganaderos de la UE cambiar la forma de proceder cuando alguna cabeza de ganado fallecía. Hasta ese momento, cuando un animal que no era destinado a consumo humano moría, o bien era abandonado en el campo o bien era trasladado a un lugar habilitado especialmente para ello, lo que tradicionalmente se conoce como muladar. Estos restos de animales muertos (carroña), en especial cabras y ganado ovino, son la base esencial de la alimentación de las especies necrófagas, que consumen prácticamente el 100% del ganado no destinado a consumo humano.
De esta manera, buitres y otras aves carroñeras se encargaban de eliminar los cadáveres del monte y evitaban la propagación de epidemias y otras enfermedades. Además, evitaban el costoso traslado para los ganaderos hasta vertederos o incineradoras. “Con la modificación de la normativa, la UE ha convertido a nuestros mejores aliados en nuestros más salvajes enemigos. Esta es la consecuencia de intentar modificar en los despachos las leyes de la naturaleza”, ha apuntado Jose Luís Iranzo, responsable de Producción Ganadera de la Comisión Ejecutiva de COAG, a lo que ha añadido, “cientos de buitres carroñeros se posan ahora en los tejados de las explotaciones ganaderas, entran en los cercados y parideras y acaban con la vida de los más débiles. Han modificado su comportamiento. Buscan la comida que la UE les arrebató”.
La nueva situación supone un grave problema tanto para la conservación de las poblaciones de especies necrófagas, que en la actualidad no encuentran suficiente alimento para subsistir al haber desaparecido su principal fuente de alimento, como para los ganaderos, que desde 2002 costean el traslado de los animales muertos y soportan las pérdidas por los ataques al ganado vivo. Además, la problemática sea agudiza aún más en países como España y Portugal, donde se encuentra más del 50% de la población total de necrófagas de Europa.
Ante los primeros efectos, la UE aprobó una serie de decisiones que intentaron compatibilizar la gestión ganadera con la conservación de las aves necrófagas. Pero esto, como demuestra el informe elaborado por SEO BirdLife en colaboración con COAG, no es suficiente ya que las medidas propuestas tampoco sufragan las necesidades de las poblaciones de necrófagas en la península Ibérica. La disminución de la productividad en estos últimos años, el aumento de ejemplares que han ingresado en centros de recuperación de fauna con síntomas de desnutrición y los cambios en el comportamiento de los buitres son algunos de los efectos que están demostrando las consecuencias de la presente legislación.
Además, hay que tener en cuenta que la EEB por las cuales se generó toda esta normativa está dejando de aparecer paulatinamente en el ganado. Así, en el ganado bovino los casos de Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) están en disminución desde el año 2005, habiéndose demostrado que los picos máximos de 2003 y 2004 se debieron a reses nacidas en la década de los 90 cuando sus progenitoras fueron contaminadas con harinas infectadas. Pero más elocuente es el caso del ganado ovino y caprino; últimos estudios han demostrado que estos animales no padecen la EEB, sino que todos los casos conocidos se deben a la tembladera, enfermedad conocida desde haces siglos y que no tiene consecuencias sobre la salud humana.
Por tanto, COAG considera adecuado un cambio en la gestión de los subproductos animales no destinados al consumo humano, con la aprobación de una nueva normativa que posibilite el abandono del ganado muerto en lugares apropiados, o como se venía haciendo hasta ahora en las ganaderías extensivas, el abandono de las piezas muertas en la naturaleza en aquellos parajes que los que se sabe que son rápidamente consumidas por las especies carroñeras. En este sentido, el informe que se ha presentado a Ministerio y UE recoge de forma concreta las siguientes peticiones:
- Creación de nuevos comederos y mantenimiento de los muladares tradicionales al amparo de una nueva legislación que permita el abandono de ganado muerto ovino-caprino en los mismos, al menos en países como España y Portugal donde los casos de EEB son mínimos y las poblaciones de especies necrófagas son las más elevadas e importantes de Europa. Los numerosos análisis realizados a la cabaña ganadera ovina y caprina desde 2002 han demostrado la ausencia de EEB y por tanto esta solución no entrañaría peligro de contagio alguno a otros animales o seres humanos.
- Permitir el abandono en el campo o muladares de las cabezas de bovino menores de 24 meses, libres de MER (Materiales Específicos de Riesgo).