Redacci�n Revista Frisona / mi�rcoles, 6 de marzo de 2024

Ganado vacuno: entender sin hablar

Art�culo t�cnico publicado en la revista Frisona Espa�ola 259 (ene-feb 2024)

Todo buen ganadero de vacuno lechero sabe que cuidar bien de sus animales genera productividad y, por tanto, rentabilidad. Dado que estos animales no hablan, es fundamental tener un gran sentido de la observaci�n para poder comprender sus m�s m�nimos signos. Al observarlos atentamente, muchos especialistas han aprendido a interactuar con el ganado de una manera que minimiza su estr�s y sus emociones negativas. Entremos en el mundo de las relaciones hombre-ganado.

Los sentidos en el ganado

Al contrario de lo que algunos puedan pensar, las vacas no responden al habla humana. Los animales piensan m�s en t�rminos de im�genes, sonidos, olores, tacto y sabores, mientras que los humanos combinan todo esto, adem�s de a�adir palabras. Por otro lado, los animales tienen ciertos sentidos mucho m�s desarrollados que los humanos, como el o�do y la vista, que son sus dos sentidos principales, a excepci�n del olfato, que se vuelve predominante durante la �poca de celo.

La vista

Como se recoge en diferentes publicaciones, con los ojos a ambos lados de la cabeza, el ganado tiene una visi�n panor�mica de entre 300 y 320 grados, dependiendo de la referencia consultada. S�lo hay una parte invisible, situada directamente detr�s del animal, que no les permite ver, a menos que giren la cabeza. Se llama punto ciego. Para evitar asustar al animal y herir a alguien, el personal debe evitar acercarse de forma repentina a esta zona.

Adem�s, como afirma la reconocida profesora Temple Grandin en su libro Working with Farm Animals, el ganado s�lo tiene dos receptores de color en lugar de tres; tiene visi�n dicrom�tica. Como falta el receptor del color rojo, las vacas ven el verde amarillento y un violeta azulado. Esta particularidad tambi�n hace que sean m�s sensibles a los contrastes de luz. As�, cuando el animal se mueve, puede negarse a pasar por encima de un sumidero cuyos lados est�n cubiertos con serr�n de color claro porque le parecer� profundo y oscuro. Por eso, uniformizar la superficie de los suelos, ya sea con paja, serr�n o arena, ayudar� a que el animal se mueva sin vacilar.

Este tipo de visi�n tambi�n implica que se mida mal la profundidad. Temple Grandin indica que cuando los animales se est�n moviendo en el prado y son alertados por un contraste de colores, se detienen y bajan la cabeza para percibir la profundidad del hoyo, zanja, etc. A la hora de desplazarse por el establo se rigen por el mismo instinto, por eso Grandin recomienda darles tiempo para que bajen la cabeza y analicen la situaci�n. Esto solo le llevar� al ganadero 30 segundos m�s, pero le evitar� acabar maldiciendo… Ron Hill, de la Universidad A&M de Texas (EE.UU.), a�ade que ser� dif�cil mover al animal si tiene el hocico cerca del suelo o al contrario, si tiene cabeza levantada y al acecho. Antes de mover al animal, hay que esperar a que la cabeza vuelva a su posici�n normal.

El tiempo de adaptaci�n del ojo bovino a los cambios de luz es de cinco a diez veces mayor que el del ojo humano. Su agudeza visual, es decir, el enfoque necesario para distinguir objetos lejanos, tambi�n es lenta. “Por eso es preferible avanzar despacio y sin brusquedades”, informa Pauline Garc�a, criadora de vacas de raza Salers en Cantal (Canad�) y experta en comportamiento animal. Adem�s, para facilitar la entrada a una jaula de tratamiento, para el recorte de pezu�as por ejemplo, el ganadero siempre deber� retirar cualquier objeto, correa, cadena, etc. que pueda perturbar el entorno visual del animal. Cuantos menos objetos tenga que detectar el ojo de la vaca, m�s r�pidos ser�n sus movimientos. Asimismo, es recomendable contar con una buena iluminaci�n en todos los pasillos del recorrido.

El o�do

Al ser uno de los sentidos m�s desarrollados de la vaca, su o�do puede percibir frecuencias de sonidos m�s bajas y tambi�n m�s altas que los humanos. Por eso, los sonidos agudos, gritos y silbidos les molestan f�cilmente. Para remediarlo, agradecer�n alg�n sonido de fondo en el establo, por ejemplo, una radio que suene constantemente. Tener sonido continuo en su entorno amortiguar� los ruidos repentinos que les puedan generar estr�s.

Los animales tambi�n son muy sensibles a los tonos de las personas que los rodean. Reconocer�n la voz de una persona amable que los trat� bien y recordar�n a una persona que, por el contrario, no les prest� una buena atenci�n. Observamos que los mejores cuidadores de reba�os en estabulaci�n libre guardan total silencio cuando mueven a los animales. Al evitar sonidos fuertes y ruidos innecesarios, se aprecia que los animales permanecen m�s tranquilos y se mueven m�s f�cilmente (Temple Grandin, Working with farm animals). Un estudio de Pajor et al. (2000; 2003) muestra, adem�s, que gritar produce tanto rechazo y es tan perjudicial como usar una pica el�ctrica.

El tacto

El ganado vacuno es gregario. Le gusta sentir la presencia de otros animales a su alrededor, concretamente a una distancia inferior a un metro. Por lo tanto, es importante hacer los desplazamientos en grupo, cuando sea posible, en vez de hacerlo de forma individual. Comenzando por el individuo dominante en la jerarqu�a, los dem�s miembros del reba�o le seguir�n de forma instintiva. En el caso de que sea necesaria una intervenci�n en un solo animal, dejar que tenga contacto visual con el resto del grupo le tranquilizar�.

Adem�s, al tocar animales, el ser humano siempre debe intentar imitar el lamido de una madre con su cr�a. Un contacto firme calmar� al bovino mientras que las caricias lo irritar�n.

Si quieres leer el art�culo completo, puedes descargarlo desde este enlace o tambi�n desde "Documentos".

Art�culo t�cnico publicado por Genevi�ve Drolet en el n�mero 259 de la revista Frisona Espa�ola, correspondiente a los meses de enero y febrero de 2024.