Los primeros meses de la ternera, claves para una mejor recría
Artículo técnico publicado en el número 222 de la revista Frisona Española
Los dos primeros meses de vida suponen un período clave en el desarrollo de las novillas siendo una fase fundamental de cara a su futuro productivo. El crecimiento y la sanidad de las novillas son los puntos clave en los que deberemos trabajar para lograr una buena recría.
En este período, la salud es fundamental debido al gran impacto económico que conlleva el padecimiento de enfermedades. Sin embargo, muy frecuentemente es en esta fase en la que nos encontramos con mayor frecuencia terneras enfermas en la mayoría de las granjas. Por ello, establecer medidas encaminadas a la prevención en este momento es extremadamente importante.
Se trata de la fase con el mayor coste de alimentación y de manejo. En cambio, las terneras cuentan con una mayor eficiencia alimenticia, de tal manera que nos va a costar menos poner un kg de peso vivo que en etapas siguientes. En esta fase, el índice de conversión es 2:1, o lo que es lo mismo, se necesitarán 100 g de alimento para poner 50 g de peso vivo. Por ello, será más económico crecer en esta fase que en otras posteriores y, logrando un mayor crecimiento, podremos conseguir reducir la edad al primer parto, lo que resulta vital para una mayor rentabilidad.
A todo lo anterior se suma el hecho de que numerosos estudios han observado cómo crecimientos altos en estos primeros meses de vida darán lugar a un aumento de la producción durante la primera lactación (Foldager et al., 1994; Bar-Peled et al.,1997; Ballard et al., 2005; Shamay et al., 2005; Rincker et al., 2006; Drackley et al., 2007; Terré et al., 2009; Moallen et al., 2010; Soberon et al.,2012; Bach., 2012; Soberon y Van Amburgh, 2013), de manera que, aunque en un principio pudiera parecer caro hacer crecer a las novillas en los primeros meses de vida, cuando valoramos la relación coste-beneficio nos encontramos más bien ante todo lo contrario. Es que, al alcanzar mayores crecimientos en esta fase, mejoraremos la sanidad de las novillas y podremos reducir la edad al primer parto reduciendo con ello el número de novillas necesarias y los días en alimentación de las novillas en fase no productiva. Además, favoreceremos que la ternera exprese todo su potencial genético obteniendo mayores producciones de leche.
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Artículo técnico publicado por Carolina Tejero en el número 222 de la revista Frisona Española.
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