SAT Casablanca, la ganadería como forma de vida
Reportaje que saldrá publicado en la revista Frisona Española 267 (may-jun 2025)
La historia familiar de SAT Casablanca es un camino de esfuerzo, recompensas, amor, amistades y, por supuesto, vocación por la profesión de ganadero de su propietario, Rogelio Lavín, que primero de la mano de sus padres Rogelio y Leonor y después acompañado por su mujer Lourdes fueron construyendo lo que es hoy esta ganadería familiar robotizada, que partió con 20 vacas y hoy dispone de casi 400 animales, 200 de los cuales son vacas en producción ordeñadas por cuatro robots.
“Mi padre desciende de la zona de Matienzo (Ruesga) y mi madre de la costa de Suesa (Ribamontán al Mar). Tras casarse en 1965 alquilaron una finca donde empezaron con unas 20 vacas, que era lo que les habían dejado sus padres, que también eran ganaderos. En aquella época 20 animales ya eran muchos y a partir de ahí fueron creciendo poco a poco hasta ordeñar unas 50 vacas más o menos cuando yo tenía entre 12 y 14 años y compraron un terreno en Castanedo, donde estamos ahora, y en el que hicieron la primera cuadra que originó la ganadería que hay hoy”, recuerda Rogelio.
Posteriormente, este ganadero de vocación nos contó cómo, cuando él tenía 20 años, a finales de los años 80, tras una buena época, el sector sufrió una gran crisis que lo cambió todo: “Empezó el problema de aquella huelga en la que se tiró la leche y que bajó el precio de la leche a la mitad, por lo que la situación se volvió muy difícil, tan difícil que, como también se habían comprado algunos terrenos, estaban con el agua al cuello preguntándose qué hacer. De modo que, en el año 90, que estaba yo ya trabajando en la granja, la situación era crítica y monté un bar en Solares con un amigo para sacar esto adelante como fuera. Así, el dinero que sacaba del bar lo destinaba a la granja para poder hacer frente al problema económico que teníamos”.
Un camino de esfuerzo y sacrificio porque, como subraya Rogelio, “en esta casa todo se ha construido siempre desde el trabajo”. Pero el destino aguardaba una bonita sorpresa a este ganadero cántabro, puesto que gracias a su trabajo en el gremio de la hostelería durante esos años conoció a Lourdes, su mujer, que también regentaba dos bares. De forma que en el año 1992-1993, como la situación en la ganadería había mejorado un poco -“y la hostelería no es un gremio fácil”, subraya Rogelio-, empezaron a pensar qué hacer, si meterse de lleno en la hostelería o apostar por la ganadería.
“Mi mujer no sabía nada de vacas, pero yo le dije que a mí la hostelería no me gustaba”, recuerda Rogelio. Y otra casualidad del destino irrumpió en el camino de vuelta a la ganadería, puesto que, en aquella época, además, Javier Tomás, un ingeniero industrial catalán de Esplugues de Llobregat, que paraba entonces por el bar porque sus padres tenían orígenes cántabros y que se convirtió en un buen amigo, le animó a ir con él a Cataluña a visitar algunas de las más innovadoras granjas de vacuno de leche de la época porque Rogelio quería hacer una nueva nave para su proyecto de ganadería. “La cosa es que nos marchamos, nos quedamos en casa de sus padres y fuimos a visitar varias granjas de la zona, lo que nos inspiró a diseñar nuestra nave, que fue su primer proyecto de ganadería en el año 95 y que estrenamos en el 96”, recuerda.

Entonces ordeñaban algo más de 50 vacas y le compró 20 más a Agustín Celis, de La Ponderosa, -“una persona excelente también, que entonces me ayudó y al estoy muy agradecido”, apostilla Rogelio-. Para comenzar a ordeñar algo más de 70 vacas y de ahí saltar a la nave a partir de la que ha ido creciendo SAT Casablanca, que ahora tiene algo más de 200 vacas en producción y dispone de cuatro robots para su ordeño.
También tiene entre 60 y 70 novillas en una granja cercana de alquiler y todas las instalaciones de la ganadería llaman la atención por su impecable limpieza. “Para mí, una de las cosas más importantes en una granja es la limpieza”, subraya Rogelio.
Aficionado a la genética
“A mí siempre me ha gustado mucho la genética y durante 20 años fui muy partidario del tipo, buscando vacas que fueran MB y Excelentes, pero esa idea me la cambió Pepe Ahedo, que era un hombre de números y me cambió el chip diciéndome: “si tú quieres gestionar una granja, tienes que hacer números para pagar las cosas”, rememora.
Entonces, de las algo más de 50 vacas que tenía Rogelio, 3 eran Excelentes, 45 MB y el resto BB. “Era top en morfología”, destaca. Pero hablando con Pepe Ahedo sobre los costes de criar una novilla, le dijo que él tenía un 30 por ciento de reposición. “Y a mí me pareció una locura deshacerte de tantas vacas para meter esas novillas. Yo casi que presumía de deshacerme de tan pocas. Pero me explicó que una reposición tan alta era coste/beneficio y me preguntó: ¿qué es lo que tú quieres? Digo, joder, pues que sea muy rentable. Entonces olvídate de las MB y Excelentes y piensa en rentabilidad, producción y longevidad, cuando entonces de longevidad ni se hablaba”, añade.
En definitiva, la filosofía de vida de Rogelio está muy clara: intentar aprender todo lo posible cada vez que ha ido a alguna parte. “Siempre digo que, para hacerlo bien, hay que intentar ser el mejor. Después podrás ser el segundo, el décimo o el 40, pero como no pretendas ser el mejor, no vas a estar entre los primeros”, explica.
Echando la vista atrás, sí reconoce que la morfología en realidad es un poco más importante que lo que llegó a creer durante unos años en los que la desechó y se centró más en ir a producción, producción y producción. “Hay que tener un poco de equilibrio. O sea, no era ni la búsqueda de la morfología en la que yo andaba en un principio, pero tampoco ir solamente a por la producción, pues en mi experiencia así obtienes vacas que no son demasiados longevas”, apunta convencido.
Aquella conversación, sin embargo, “fue un antes y un después total porque desde entonces de cada vaca que no preñaba, pues salía y se traía otra; se transformó la gestión de la granja totalmente, con un giro de 180 grados”.
La media de partos ahora la tienen en 2,8 partos/vaca. “Hoy en día cuando vas a vacas de más partos suelen tener más problemas. La vaca de primer parto es una vaca que tiene muchos menos problemas de salud y más con la genética que tienen ahora, que de producción ya vienen muy altas y se recrían mucho mejor hoy por hoy”, afirma.
Otra de las cosas que Rogelio considera prioritarias para el trabajo de la granja es interferir lo mínimo posible en las rutinas de sus animales. “No me gusta cambiar el ritmo a las vacas ni interferir en sus rutinas para que estén tranquilas y no bajen la producción de leche. La rutina y el que la vaca no tenga ningún trastorno, que estén muy cómodas y tranquilas, es fundamental. Todo eso es producción”, recalca.
Además, épocas de crisis del sector lácteo, por la bajada del precio de la leche, le han hecho interesarse por otras ramas de la ganadería. En concreto, Rogelio es propietario también de 50 limusinas con las que trabaja desde hace unos años para el negocio de la carne. “Me gusta el trabajo con ellas y es un buen negocio. Con la leche, si hay buenos precios, tienes una estabilidad de ingresos mensuales que en Limusin no. Pero en los dos últimos años, la leche y la carne han ido a mejor. Hoy la leche está bien y la carne muy bien, pero hace 3-4 años ambos estaban fatal”, recuerda.
Robots de ordeño, punto de inflexión
Otro punto de inflexión en la gestión de la ganadería fue la instalación de los cuatro robots de ordeño realizada hace dos años, aunque quiere desmentir ese mito de que los robots lo hacen todo solos.
“No es cierto, dan trabajo y llevan su tiempo. Hay muchas vacas que van hasta la puerta, pero no tienen el atrevimiento de ir hacia adelante y por la jerarquía, como hay otras que son más fuertes, se les adelantan. Por lo que a esas vacas que quedan atrás y finalmente se marchan sin ordeñarse, hay que ir luego a buscarlas para que se ordeñen. Así que cuando descargo la comida en el pesebre, como hay mucha afluencia al pesebre y poca al robot, aprovecho para meter los retrasos del ordeño”, explica.
Por otra parte, Rogelio reconoce que también tenía muchas vacas con ligamiento suspensor muy fuerte que habían seleccionado durante toda una vida, o vacas con los pezones cruzados, que ha tenido que ir sustituyendo. “Los inicios y la adaptación, además, siempre son complicados. Al principio instalé 3 robots de ordeño de una vez. Había dos lotes con el número de vacas apropiado, pero un tercero con más de 80 vacas, que no funcionaba bien. Pero no quería repartir los animales porque había dos robots que funcionaban perfectamente y no me podía permitir bajar de producción. Hasta que decidimos poner el cuarto robot y ahora todo es mucho mejor. Además, el ordeño con robots mejora con los años, pues cada vez permite meter más vacas, se sistematiza todo, tienes vacas más adaptadas, etc.”, añade sobre su experiencia.
En su caso no tuvieron que adaptar las instalaciones, pues la reforma principal consistió en quitar la sala de ordeño y la sala de espera y meter 3 robots en esa línea y luego aprovechar un rincón del lote de vacas de primer parto para el cuarto. Todas las vacas están en cubículos y ahora hay unas 50-51 vacas por robot, teniendo incluso capacidad para llegar a más. “La idea es aumentar algo porque ahora tenemos 3,6 ordeños de promedio y la producción está en 42-43 litros por vaca/día porque tenemos muchas vacas de primer parto, ya que quitamos unas 20 vacas que sustituimos por unas 20 novillas. Sé que pueden producir un poco más, pero mayor producción a veces implica más problemas y no quiero saturarlas”, apunta.

En este sentido, también destaca la labor de Jacobo Alonso, gerente de AgroCantabria, por poner en marcha el sistema de mantenimiento de los robots de ordeño. “Es muy responsable y trabajador y al cabo de un año de entrar como gerente se está viendo todo lo que se está haciendo, que la cooperativa se está haciendo súper grande en beneficio de todos. Por ejemplo, el tema del mantenimiento de los robots de ordeño es como la medicina, se gana más poniendo remedio antes que después curando. Por eso me decidí a hacer una inversión así de cara al futuro, ya que llevaba más de 20 años ordeñando con empleados de fuera en una sala de doble 15, pero a los que era muy difícil sustituir cuando se iban”, señala.
También disponen de amamantadora, -“que ha sido muy importante porque nos ha quitado mucho trabajo”, asevera Rogelio-. “Empezamos a traer a las terneras con 8 días y había demasiada competencia entre las grandes y las pequeñas. Entonces las tenemos en caseta individual y las traemos a los 15 días, que hemos visto que los animales estaban un poco más fuertes. Marcamos la cantidad de las tomas de 2-3 a 12 litros y van en progresión hasta los 50 y pico o 60 días y desde los 60 días van en decadencia hasta llegar al cero otra vez a los 70 y tantos días. Y cuando terminan no protestan porque tienen pienso a libre disposición y ya se han acostumbrado”, añade.
Selección genética enfocada al robot
La selección genética por tanto también está enfocada al robot de ordeño: “Desde que tomamos la decisión de poner los robots de ordeño, cuando vamos a inseminar una vaca todo está enfocado a que no sea muy grande, a que los pezones estén separados y perfectamente orientados al ordeño en el robot, de modo que a medida que pasen los años el robot será capaz de más, porque cada año van avanzando y cada año mejoramos y adaptamos los animales al propio robot ganando en eficiencia”.
“El programa de selección y de acoplamientos lo hemos hecho tanto con CONAFE como con diferentes casas comerciales. Me gusta mucho la genética. Primero la hacía para el tipo y ahora mi prioridad son los índices. Pero todavía hay cosas que no logro entender muy bien, como que cada país o empresa apueste por su propia fórmula. Si estamos en España y tenemos el ICO, pues que me vendan índices de otros lugares no lo entiendo porque no estamos ni en EE.UU. ni en Canadá por ejemplo”, afirma convencido.

En SAT Casablanca usan sobre todo toros probados, pero también toros genómicos que, aún sin prueba todavía, tengan ya 2-3 años de contraste. “No me gusta poner toros que tienen solo un año porque te equivocas con más facilidad”, dice. Y aunque es una herramienta importante para el desarrollo genético y esencial en animales en los que hagas trasplante de embriones, él ha genotipado algunos animales de su rebaño pero no ha observado “que haya grandes diferencias respecto a los índices de pedigrí”.
Entregan la leche a Andía Lácteos de Cantabria, de IPARLAT, y la reproducción y la podología bovina la hacen con el Centro Veterinario de Galizano; con AgroCantabria tienen contratado el servicio de alimentación, pero es su propio nutrólogo quien formula ración que les suministra luego la cooperativa; y en todo lo referente a maquinaria, amamantadoras, robots, etc. también lo gestionan con AgroCantabria.
En cuanto a otras labores, trabajan sobre todo con 3 personas autónomas externas, que vienen cuando hay mucho trabajo y les ayudan en algunas tareas de la granja.
Superficie agrícola
Disponen de unas 130 hectáreas de superficie agrícola, casi todo en alquiler y divididas en muchas parcelas distintas, excepto unas pocas hectáreas alrededor de la ganadería que son en propiedad. En ellas cultivan algo más de 80 hectáreas de maíz, de las que usan entre 50 y 60 para la alimentación de sus animales y el resto lo venden, una parte a AgroCantabria para los socios y otra parte para 3 o 4 amigos ganaderos. También cultivan raigrás en invierno y pradera natural, una parte pequeña para hacer silos, que destinan íntegramente para el consumo en la granja. Además, el análisis químico de las tierras de cultivo también lo realizan a través del servicio de AgroCantabria.
Objetivos
El principal objetivo ahora mismo es “mejorar, mejorar y mejorar”. “Seguramente en un año o dos vamos a crecer un poco porque los robots nos dan esa posibilidad y la amamantadora también nos da la posibilidad de criar mejor a las terneras. Por lo que esa mejora se va a traducir en que vamos a producir un poco más. Pero el crecimiento vendrá de la mano de la tecnología que hemos implantado, no porque busquemos producir más, ya que haremos más de 3.000.000 de litros este año y la intención sería hacer un poco más, pero solo gracias a que la tecnología lo permitirá”, explica Rogelio.
Burocracia
Para Rogelio la burocracia es uno de los principales quebraderos de cabeza para un ganadero/a. “Lourdes es quien lleva la parte administrativa y se dedica más de la mitad del día solamente a gestionar documentos. Además, estamos en momentos de mucha incertidumbre política a nivel mundial que afecta mucho a todos los sectores, en función de lo que haga o digan el Putin o Trump de turno”, afirma.
Por otra parte, su hijo Raúl, que estudió Medicina y está haciendo el MIR en la especialidad de Oftalmología en un hospital de Cantabria, también ayuda en las tareas de la granja todas las tardes y fines de semana cuando sale de su trabajo en el hospital.
Relevo generacional
“A día de hoy sí animaría a mi hijo o a cualquier joven a ser ganadero, pero ha habido muchos años que no lo hubiese hecho. Por ejemplo, hace 40 años nuestros padres y nuestros abuelos solamente se dedicaban a trabajar, no salían a ninguna parte, ni nadie les aconsejaba sobre nada, ni conocían si había alguna subvención… Hoy ya hay unas bases y más o menos todo el mundo tiene más posibilidades”, concluye.
Enlaces
-
YoutubeSuscríbete al canal de YouTube de CONAFE - Frisona Española
-
FacebookSíguenos en la página en Facebook de CONAFE - Frisona Española
-
TwitterSíguenos en el Twitter de CONAFE - Frisona Española
-
InstagramSíguenos en el Instagram de CONAFE - Frisona Española