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Casa Venturo, el amor por las vacas como estilo de vida
Redacción Revista Frisona

Casa Venturo, el amor por las vacas como estilo de vida

Esta ganadería asturiana de Salas ganó con Rosani su 3ª Vaca Gran Campeona Nacional, 15 años después de Letizia, como premio a la continuidad de su trabajo

En el municipio de Salas, que marca la puerta del occidente de Asturias, se encuentra Casa Venturo, la ganadería regentada por José Carlos, Betty, Beatriz y Germán que este año se ha hecho con el premio a la Vaca Gran Campeona de España 2025, entre otros muchos reconocimientos, pues también han obtenido la Campeona Nacional de terneras y novillas rojas, el Mejor Rebaño Nacional de terneras y novillas o la Vaca Intermedia Campeona. Hemos hablado con ellos para que nos cuenten cómo vivieron este gran éxito y repasar la trayectoria de esta prestigiosa ganadería de 4ª generación.

“Lo más bonito de haber ganado el último Nacional ha sido el cariño recibido. Notar ese cariño y ser querido por la gente ha sido la principal satisfacción. Hubo mucha gente que se alegró y que nos aprecia y es algo de lo que sentirse orgulloso”, destacan José Carlos y Betty.

Para Casa Venturo este triunfo en 2025 es el tercer Premio de Vaca Gran Campeona Nacional tras los obtenidos con Venturo Morty Leticia en los Concursos Nacionales de Primavera de 2009 y 2010, ambos celebrados en Torrelavega. “La sensación de volver a revivir el primero de los títulos es maravillosa. El primer campeonato nacional del 2009 fue muy inesperado, una sorpresa tremenda y aquello fue excepcional. Pero este también ha sido muy especial porque ves a la gente joven, el relevo generacional, la ilusión, el trabajo y el esfuerzo que ponen todos los días. Y cuando tienes el premio tras tanto esfuerzo es cuando dices: mereció la pena. Además, también ha sido inesperado porque hay muchísima competencia y tampoco ha sido la vaca que ganó este año el regional de Asturias, que se puso mala y no pudo ir a Gijón. En realidad, inesperados son todos, pero lo que sí se trata de un premio muy trabajado y muy buscado”, resume José Carlos.

Germán nos cuenta que meses antes del Nacional, ya seleccionan las vacas que van a preparar y es cuando piensan en sus posibles opciones. “Aunque luego, cuando se va acercando la fecha, hay cosas que igual no van como esperas – reconoce–. Por ejemplo, inicialmente estábamos centrados en Rosani, que es una vaca que ha tenido sus problemas y parecía que no iba a llegar a tiempo, pero al final afortunadamente se puso bien. También trabajamos con Romilita, que es la vaca que ganó el regional de Asturias y que habría sido una vaca candidata a disputar el Nacional, pero días antes se puso mala y no pudo ir. Entonces, digamos que sabíamos que teníamos dos vacas con aspiración a ganar, pero hay veces que llegas al Nacional con las cosas no tan claras y puede pasar lo que sea. La gente se prepara muy bien y tiene buenas vacas por lo que hay mucha competencia”.

Preguntamos a Germán precisamente sobre los ganaderos que representan, como él mismo, a esa nueva generación que apuesta tan firmemente por los concursos en los últimos años y el resurgimiento de esa afición, con concursos cada vez más numerosos en los últimos tiempos. “Sí notamos que cada vez hay más animales y mejor preparados. Creo que en los últimos años España es de los países que más está mejorando en cuanto a preparación y calidad de los animales en los concursos, sobre todo en el Nacional”, destaca.

Si echamos la vista atrás, rememorando la trayectoria de la ganadería en concursos de raza frisona, el tiempo nos lleva al año 2002 y a un lugar muy cerca de la ganadería, en Salas.

“La trayectoria de la ganadería en los concursos comenzó en el año 2002, en un concurso local de Salas, en el que después hemos ido participando asiduamente. Posteriormente, en el año 2009, con Venturo Morty Letizia ganamos el Concurso Nacional de Primavera en Torrelavega, que revalidamos en el Concurso Nacional de Primavera del año 2010, con la misma vaca y en Torrelavega también. Además, Letizia quedó Vaca Gran Campeona Reserva Nacional en octubre de 2010 en el Concurso Nacional de Otoño celebrado ese año en Gijón. Y ahora, 15 años después, con Venturo Happen Rosani logramos el tercer título nacional que para nosotros es el que refuerza el compromiso que tenemos con la genética, con los concursos, con la sanidad… Refrenda todo nuestro esfuerzo y, sobre todo, es un poco el premio a la continuidad. Esperemos que, como entonces estábamos Betty y yo, y hoy están Betty, Bea y Germán pues que sea el primero de muchos para Germán y Beatriz como ganaderos”, recuerda José Carlos.

En Casa Venturo reconocen además que “2025 ha sido un año muy bueno, con muy buenas vacas en el momento idóneo”. “Se empezó el año ganando el concurso local de Salas, continuamos después en el regional, que tuvo un mérito tremendo porque de las seis vacas finalistas, cinco eran nuestras. Después vino el concurso de Tineo, que también se ganó. Y la guinda del pastel ha sido el Concurso Nacional en el que hemos tenido dos campeonas nacionales porque no hay que olvidar tampoco a la Novilla Roja Campeona Nacional, además de los premios al Mejor Rebaño de terneras y novillas y el segundo premio al Mejor Criador de terneras y novillas, así como al Segundo Mejor Criador de Vacas. Eso resume lo bien que fue el año a nivel de concursos”, destaca José Carlos.

Una ganadería de cuarta generación

Pero la historia de Casa Venturo no empezó con José Carlos, sino que ya va por la cuarta generación que representan Beatriz y Germán: “Mi abuelo y mi padre ya tenían vacas y como a mí no me gustaba estudiar, con 15 o 16 años me puse a trabajar en la granja. Al ser hijo único, heredé la granja de mi padre y cuando conocí a Betty, que es de Tineo, empezamos a trabajar juntos, ella con 19 y yo con 21. Y ahí hubo un cambio de chip porque tanto mis padres como mi abuelo tenían vacas cruzadas, no solamente eran frisonas. Pero no daban la misma producción de leche y empecé a meter vacas frisonas desde que tenía 18 o 19 años hasta que a partir de mis 21 años,que fue cuando nos casamos, entramos ya en control lechero, nos asociamos a CONAFE, etc. Hablamos del año 1994 aproximadamente”.

De hecho, cuando José Carlos tomó las riendas de la ganadería de su padre, tenían solo 17 animales, trece vacas y cuatro terneras concretamente. Pero tras la boda con Betty, ya tenían 25 vacas en ordeño. Y a partir de ahí siempre han ido creciendo a través de su propia recría, comprando animales de forma muy excepcional y adaptando las instalaciones hasta tener hoy unos 250 animales en total, de los que más de 140 son vacas en producción.

Distribución de las instalaciones

Actualmente disponen de una nave principal con capacidad para 120 vacas en ordeño más entre 30 y 40 vacas secas y recría. Además, en la nave antigua tienen unos 50 animales de recría. La nave de las vacas de leche tiene cama de arena y la otra tiene cama caliente.

“Por ejemplo, en el año 89 se hizo un aumento de la nave para 35 animales, y en el año 95-96 hicimos otro aumento de la nave para 48 vacas en ordeño y la instalación de la primera sala ordeño, pues hasta entonces hacíamos ordeño directo. Era una sala de ocho puntos en espina de pescado. Pero ya entonces con medición automática y electrónica y retiradores automáticos. De hecho, hemos trabajado con esa sala de ordeño desde el año 96 hasta el año 2019. En el año 2014 también comenzamos en la nave nueva, pero con la misma sala de ordeño. Y así continuamos hasta el año 2019, que se instala el primer robot, y cuatro años después, en 2023, instalamos el segundo robot”, resume.

La instalación de robots de ordeño ya es algo generalizado en su zona, pues hay muchos en la comarca. Nos cuentan que hay un ganadero de Salas que lleva 30 años con robots de ordeño.

Hoy la ganadería está dirigida por José Carlos, Betty, su hija Beatriz y su pareja, Germán. “Betty y yo estuvimos al frente de la ganadería desde el año 1996, siempre acompañados por mis padres, y en 2006 hicimos una sociedad civil en la que Betty entró porque hasta entonces solo estaba a mi nombre. Posteriormente, en 2014, cuando pusieron las nuevas instalaciones para 70 vacas en ordeño, ya se incorporó Beatriz a la sociedad civil y me salí yo. A partir de ahí, estuvieron ellas solas tres años hasta el 2017, cuando también se incorporó Germán a la sociedad civil, y hasta hoy. En el 2017 también se hizo un aumento de la nave y después, en el año 2019 se incorpora el primer robot. Se trató de un proceso de cambio desde 2014 que hicimos por etapas, para no hacer una inversión gigantesca inicial, y que culminó en 2023 con la instalación del segundo robot, una fosa de purín mayor, un almacén y cuatro silos para almacén de forrajes”, detalla José Carlos.

La llegada de Beatriz y Germán

La llegada de Beatriz y Germán al trabajo del día a día de la ganadería supuso un gran cambio en los planes de presente y futuro de Casa Venturo, aunque, como reconoce Betty, en Casa Venturo inicialmente “no tenían nada planeado sobre un posible relevo generacional” porque la vocación de Beatriz por la ganadería no estuvo siempre tan clara, aunque su madre recuerda que “quizás estaba ahí a partir de su afición por las escuelas y concursos y por supuesto otra razón principal fue cuando conoció a Germán, que sí tenía su vocación por la ganadería súper clara, y decidieron juntos que se volvían a casa a trabajar”.

“No sé tampoco cuándo despertó mi vocación, sino que creo que fue más bien un cúmulo de cosas, porque había empezado a estudiar Ingeniería Química en la Universidad de Oviedo, pero no me gustaba la carrera y odiaba vivir en Oviedo y las circunstancias me hicieron verlo más claro. Aunque entre la Universidad y mi incorporación a la ganadería hice un ciclo formativo superior de Administración”, explica por su parte Beatriz.

Sin embargo, en el caso de Germán, que es cántabro, la vocación por la ganadería sí estaba muy clara desde niño. “Yo desde pequeño me crie en el entorno de mi tío Agapito (SAT Ceceño) y Cudaña, y tenía claro que era lo que me gustaba. Lo que nunca sabes es cuál va a ser el destino y dónde vas a parar. Pero conocí a Bea y aterricé aquí”, apunta.

“Por eso al final Germán y Beatriz tuvieron mucha suerte los dos. Beatriz por encontrar una persona como Germán como compañero de viaje, al que le gustan las vacas, el campo y la granja. Y para Germán también fue una suerte encontrar a Beatriz, que ya tenía la granja armada y así pudo desarrollar su vocación”, destaca Betty.

Hoy en día se organizan perfectamente entre los cuatro y son “muy estrictos con los horarios” porque, al no tener empleados externos, “hay que estar siempre al pie del cañón”. “Solamente los hemos tenido en alguna ocasión excepcional, por alguna enfermedad, operació, u ocasiones así. Somos una granja familiar”, añade.

Casa Venturo dispone aproximadamente de unas 60 hectáreas entre renta y propiedad, cuya gestión del trabajo dirige José Carlos, pero con mano de obra externa. “Hasta ahora cosechamos nosotros raigrás, maíz y compramos alfalfa y panizo. La ración nos la formulan en función de la producción de nuestro forraje”, destaca José Carlos.

También tienen externalizados diversos servicios, como la podología bovina, que hacen con Sigesprov; todo lo referente a salud animal con el Centro Técnico Veterinario de Las Pinas, así como con Gómez de la Viera como el veterinario de reproducción; el servicio de nutrólogos con ASA, la empresa que les sirve los piensos; o el trabajo de hacer la mezcla por Campos II. “Con todos llevamos muchos años de trabajo y amistad”, afirman.

La leche la entregan a Central Lechera Asturiana desde el año 2010, aunque antes trabajaron también con Nestlé o Danone, con quienes estuvieron 25 años, por ejemplo.

La genética en Casa Venturo

Las decisiones referentes a la genética (inseminaciones, acoplamientos, etc.) en Casa Venturo las toma Germán. Pero José Carlos recuerda que, antes de la llegada de Germán, fueron de los pioneros en hacer fecundación in vitro en el año 2011. “Me encargo de la genética porque es un tema que me encanta y que hago desde que llegué a la ganadería. Al inicio, en general, me centré principalmente en patas y ubres y en seguir utilizando toros de tipo para seguir teniendo buenas vacas, aparte de que fuesen productivas. Siempre hay que utilizar toros productivos porque al final las vacas tienen que dar leche, pero también damos importancia a otras cosas para buscar vacas funcionales”, apunta Germán.

La evolución de la media de calificación del rebaño, actualmente por encima de los 85 puntos, también ha sido considerable desde que Germán y Beatriz están trabajando en la ganadería. Cuando llegaron tenía una puntuación de 83 puntos y medio aproximadamente, lo que da idea de la significativa mejora general del rebaño de Casa Venturo.

“Ya había buenas familias y al ir creciendo en tamaño van saliendo cada vez más animales porque para mejorar usamos básicamente nuestra propia recría, ya que alguna vaca o algún embrión puntual se ha comprado, pero básicamente todo es de nuestra propia recría”, subraya Germán, que añade que también trabajan con cualquier casa comercial para la elección de toros. “El toro que nos guste sea de la casa que sea”, afirma, aunque reconocen que sobre todo usan genética norteamericana: estadounidense y canadiense.

“Hoy en día las vacas que son muy grandes al final dan más problemas, por lo que es mejor tener una vaca un poco más moderada de tamaño. Y para adecuarlas a los robots de ordeño hay que cuidar mucho las ubres, sobre todo con la colocación de los pezones. Aunque en nuestro caso cuando instalamos el primer robot de ordeño no hubo que desechar ninguna vaca porque no fuesen adecuadas para ordeñarse en el robot, ya que tenían buenas ubres. Pero hay que seguir trabajando en ello. Al final las decisiones en asuntos de genética las tomo yo tras consultarlo con mi ambiente: Agapito o Adrián por ejemplo”, recuerda Germán.

“Y el siguiente paso, una vez que estamos consiguiendo el objetivo de tener la morfología que buscamos, es ir a por vacas cada vez más rentables y funcionales”, concluye Germán.

Perspectivas a medio y largo plazo

Tras mirar al pasado, también preguntamos cómo ven Casa Venturo en los próximos años. “Siempre tenemos en mente ir mejorando, sin aumentar, y ser más eficientes. Me gustaría que esto siguiera siendo una empresa y una granja familiar, sin depender de mano de obra externa. El objetivo es mantenerse y mejorar para vivir mejor”, coinciden Betty y José Carlos.

Por su parte, Beatriz y Germán también destacan que “el objetivo es seguir la línea que llevamos e intentar ir mejorando cada vez más la ganadería y nuestra calidad de vida”, pues reconocen que la mentalidad de las generaciones anteriores era más sacrificada que ahora, pero Beatriz recuerda que sus padres también sabían disfrutar de los domingos por ejemplo.

Yo diría que hay dos profesiones en España que son completamente distintas a todas las demás y que te hacen renunciar a muchísimas cosas. Una es la ganadería y otra es la hostelería, pero con una diferencia, porque la hostelería puede cerrar un día si quiere o marchar un mes de vacaciones y tampoco pasaría nada. Pero la ganadería no te permite cerrar un día de la semana porque las vacas comen todos los días y no te permite marchar un mes de vacaciones a no ser que tengas ayuda, relevo generacional o una posición económica que te lo permita con otros negocios complementarios a la ganadería o el que está cerca de jubilarse y tiene todas sus inversiones amortizadas. Pero si no, mientras duran las amortizaciones de las inversiones, o si no tienes la suerte de tener relevo generacional o unos progenitores que te ayuden, todavía seguimos renunciando a muchos momentos y vacaciones y, aunque no es igual que hace 40 años, junto con la hostelería son las dos profesiones más sacrificadas que hay”, concluye José Carlos al respecto.

El gran problema de la ganadería

En Casa Venturo, aunque ellos tengan la fortuna de contar con un relevo generacional entregado a la granja y con una ganadería optimizada desde hace años, son conscientes de la dificultad que afronta la ganadería actual, que identifican en dos problemas principales.

“Creo que tenemos dos problemas muy grandes, que son la falta de relevo generacional y la burocracia -destaca José Carlos-, que lo hace todo muy complejo, con demasiados obstáculos para emprender”, a lo que Betty añade que “quienes hacen las leyes tendrían que venir una temporada a trabajar en una ganadería, para después implantar las leyes con conocimiento de causa”, pues “desconocen cuál es realmente el día a día de una ganadería”.

Reclaman, además, que las normas no pueden ser generales “porque una cosa es una ganadería en zona montañosa y otra es una en terrenos llanos” y “aunque en Asturias sí intentan poner las cosas fáciles, viene prácticamente todo impuesto, lo que no viene desde Madrid, viene desde Bruselas para toda Europa, sin adaptarse a las realidades locales”.

“Somos partidarios de que se cumpla todo a rajatabla, pero me gustaría que la burocracia fuese más sencilla y simplificada”, recalca José Carlos, que es quien se dedica en Casa Venturo a la gestión de trámites, subvenciones, etc. En definitiva, todo el papeleo que conlleva una ganadería porque, como recuerdan Betty y José Carlos, con toda la información que tiene hoy cualquier administración sabe más de nuestras empresas que nosotros mismos”, por lo que “todo debería estar mucho más simplificado”.

“Hoy, además, para ser ganadero hay que entender de muchas cosas: vacas, genómica y genética, acoplamientos, economía, legislación…”, recuerda la familia de Casa Venturo.

Por último, Alejandro y Luca, los hijos de Beatriz y Germán, tienen 7 y 4 años, por lo que pensar en una quinta generación de Casa Venturo es adelantarse en el tiempo, pero lo que es un hecho es han heredado su pasión por las vacas, al igual que sus padres y abuelos.

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