Infografía: InLac explica los mitos y realidades sobre la intolerancia a la lactosa
Infografía elaborada por InLac, la interprofesional que engloba al sector lácteo
Remitido.- ¿Qué es la lactosa y por qué hay personas que son intolerantes a este azúcar? ¿Qué factores influyen en la prevalencia de esta intolerancia? ¿Deben los intolerantes eliminar de su dieta los lácteos? Son algunas de las preguntas que trata de responder la infografía publicada por InLac, la interprofesional que engloba al sector lácteo, para aclarar los mitos y realidades existentes en torno a la lactosa.
Entre otras conclusiones, destaca que lácteos como el queso curado o semicurado, el yogur y otras leches fermentadas, en términos generales, pueden ser consumidas por intolerantes porque la contienen en pequeñas cantidades o porque directamente carecen de lactosa, ya que cada vez es más habitual encontrar en el mercado productos lácteos sin lactosa aptos para personas intolerantes.
La lactosa es un azúcar compuesto que está presente en la leche de todos los mamíferos: vaca, cabra, oveja, ser humano, etc. También suele encontrarse en muchos alimentados preparados (pan, bollería, sopas, purés, etc.) y en medicamentos. La lactosa está compuesta de dos azúcares simples, la glucosa y la galactosa, que el organismo debe dividir para poder absorberlos. De ello se encarga la lactasa, una enzima que se produce en el intestino delgado. Si se tiene un décit de esta enzima, el organismo no puede metabolizar correctamente la lactosa, pasa al intestino grueso sin descomponerse y empieza a fermentar por la acción de los microorganismos presentes, produciendo ácidos y gases.
Riesgos de eliminar la ingesta de lácteos en la dieta
Ante estos síntomas, los especialistas recomiendan acudir a un médico para que éste realice las pruebas oportunas. El autodiagnóstico de la intolerancia en muchas ocasiones conlleva eliminar la ingesta de lácteos de la dieta de un modo innecesario, lo que puede producir falta de calcio, vitamina D -necesaria para la absorción del calcio‑, vitamina B2 y proteínas.
En caso de ser diagnosticada la intolerancia a la lactosa, no se debe renunciar a los beneficios de los lácteos. Los lácteos fermentados, como el queso o el yogur, son idóneos para intolerantes porque presentan unos niveles mínimos de lactosa.
Además, la fermentación transforma la lactosa en ácido láctico, mejorando su digestibilidad. La infografía elaborada por InLac también explica que el origen étnico influye en la prevalencia de la intolerancia a la lactosa. Apunta que los pueblos tradicionalmente ganaderos, alimentados generación tras generación con leche de vaca, presentan menos casos de intolerancia a la lactosa.
Así, la intolerancia a la lactosa es frecuente entre los asiáticos, árabes (80%) y africanos (83%), mientras que no es muy común entre los europeos y aquellas poblaciones que proceden de ellos (norteamericanos).
Por otro lado, también explica cómo se elaboran los lácteos sin lactosa, añadiendo lactasa a la leche normal, de modo que esta enzima rompe la lactosa y deja compuestos que pueden ser digeridos sin dificultad. Y subraya que en la actualidad existen marcas que comercializan leche con lactosa hidrolizada, que son aptas para personas intolerantes.
La infografía “La lactosa, mitos y realidades” publicada por InLac se puede descargar desde este enlace.
Descubre también la infografía "Cómo se califica una vaca frisona o holstein" elaborada por CONAFE.
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