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Granja Vall de Maria, un equilibrio perfecto entre tradición y modernidad desde la comarca de La Selva
Redacción Revista Frisona

Granja Vall de Maria, un equilibrio perfecto entre tradición y modernidad desde la comarca de La Selva

Visitamos esta ganadería de la provincia de Girona para mostrar cómo trabajan

Félix Pou es un experimentado ganadero catalán de 39 años que lleva dos décadas al frente de Granja Vall de Maria (Maçanet de la Selva). Una ganadería familiar de 3ª generación emplazada en un entorno privilegiado, el bello Valle de María del que recoge su nombre.

Allí viven los 175 animales de los que dispone esta explotación ganadera de vacuno lechero, a apenas 10 km de la Costa Brava y enmarcada por el magnífico relieve montañoso de la comarca de La Selva, que protagoniza un perfecto equilibrio entre tradición y modernidad, gracias a una apuesta convencida por los datos y la genómica y a una gestión responsable y adaptada a las circunstancias de su contexto geográfico y económico.

Para aproximarnos al origen de Granja Vall de Maria hay que viajar en el tiempo a cuando los ganaderos disponían de apenas unos pocos animales, se ordeñaba de forma manual y las vacas se alojaban en la parte baja de la vivienda de sus dueños. Son pocas las décadas que han pasado desde entonces, pero muchos los cambios sociales y económicos y monumental el progreso en la profesionalización de las granjas de vacuno de leche en España ante la complejidad creciente del sector.

“Somos una ganadería familiar que comenzó con mi abuelo, que vino al valle y empezó con 10 vacas. Luego pasó a mi padre, que en 1982 ya construyó una parte de las naves actuales que tenemos en la granja, hace ahora casi 40 años, cuando yo nací. Y yo estoy desde hace 20 años. Mi padre falleció cuando yo tenía 19 años y me quedé al frente de la explotación junto a mi madre, que está jubilada desde hace un año”, explica Félix sobre el origen de Granja Vall de Maria.

Cuando su padre falleció, Félix contó con ayuda de Pere Serra (Can Thos). “Somos vecinos y amigos, y me enseñó mucho. Aún me enseña”, subraya agradecido.

“La mía ha sido una vocación aprendida a través de los años y el trabajo. A los 19 años era muy pronto para saber si tenía vocación –recuerda-. En ese momento iba a hacer la selectividad y buscar una carrera de algo relacionado con mi vida: veterinaria, agropecuaria… No sabía con certeza. Pero me puse a trabajar en la granja junto a mi madre tras el fallecimiento de mi padre. Y actualmente me llena. Lo tengo clarísimo. Con el paso de los años, si no me hubiese gustado, no habría continuado. Estoy aquí porque me gusta el trabajo, me gusta este modo de vida, pero también teniendo claro que sea rentable. El día que deje de ser rentable, mal que me pese, tendré que cambiar de trabajo”, añade.

Crecimiento progresivo del rebaño

La ganadería cuenta actualmente con unos 175 animales en total, de los cuales algo más de 100 están en ordeño, 5 o 6 vacas secas y el resto recría. El crecimiento del rebaño ha sido lento y progresivo, con la excepción del salto producido en 1982.

“Se compraron muchas vacas en 1982, cuando se hizo la primera nave, pasando de unos 15 animales a unos 50 animales en ordeño. Cuando yo empecé se ordeñaban 65-70 vacas y en la actualidad tenemos unas 100 en producción”, destaca Félix.

En sus inicios también se benefició de alguna ayuda a la incorporación como joven agricultor. Pero no fueron cantidades que le permitieran invertir en la granja. “Cualquier inversión en esta granja ha salido del propio trabajo y de la leche de nuestras vacas”, apostilla.

“Cualquier inversión en esta granja ha salido de la leche de nuestras vacas”

Ese crecimiento lo ha permitido la propia base territorial de la granja, que dispone de unas 30 hectáreas, principalmente de regadío en las que se hace doble cultivo. Lo normal es cultivar avena y raigrás en invierno y maíz en verano.

Ahora mismo tienen silo de maíz y silo de sorgo. Tienen la maquinaria propia necesaria para la gestión de la granja y alguna máquina para labores del campo. Pero para trabajos puntuales llaman a externos cuando lo necesitan.

“Nos abastecemos del forraje que procede de la propia explotación. Pero hay productos como la alfalfa que tenemos que comprar porque aquí no tenemos. Ni tampoco hacemos cereal de invierno y no tenemos paja. Solamente hacemos ensilados de maíz, avena, sorgo y raigrás y el resto se compra”, explica Félix.

La comarca de la Selva tiene un relieve predominantemente montañoso, aunque de escasa altura. De modo que, aunque la zona no tiene grandes llanuras, sí hay muchos campos pero pequeños, y sufre algo de presión urbanística y de turismo, al encontrarse a unos 10 km en línea recta de la costa gerundense y de núcleos tan turísticos como Lloret de Mar. Lo que exige que para la gestión de residuos necesite alquilar fincas a agricultores de la zona, que no tienen ganadería, para compensar el número de cabezas que tienen en la granja.

Instalaciones

Félix nos cuenta que cuando empezó su abuelo, las vacas se ordeñaban a mano y estaban debajo de la casa, la misma en la que ahora vive él con su familia. “Luego se hicieron las naves actuales, solo que eran naves con mucho patio entre comedero y área de descanso y yo he cubierto una parte de estos patios para tener más zona de descanso para las vacas”, explica.

En concreto, las vacas están en cama fría y disponen de un único parque de ordeño, que se limpia mecánicamente, con tractor y pala, al no disponer de arrobaderas.

La sala de ordeño es de 2x6 en espina de pescado y se realizan dos ordeños al día, a las 5:30 y a las 17:30, que duran un par de horas.

“La sala de ordeño siempre ha estado en el mismo sitio desde el año 1982. Ya que antes, con mi abuelo y en los inicios de mi padre, se hacía un ordeño manual. La estructura y la sala de ordeño en su origen era una 6x2 pero en línea de media, que se ordeñaban unas y luego las otras, pero después se cambió la maquinaria y ahora es una 6x2 con retiradores automáticos y medición electrónica. Se mantiene la estructura, pero la maquinaria de ordeñar se cambió y tiene ahora unos 12 años, pues entonces tenía casi el mismo número de animales que tengo ahora”, destaca.

Además de la nave principal destinada a las vacas en producción, el resto de animales se distribuye en un lote para las vacas secas y novillas preñadas, con una zona abierta detrás para que puedan pasear, y otro lote al lado donde están las novillas que se tienen que inseminar, que también dispone de una zona donde salir a deambular. Las novillas de este último lote, una vez preñadas, se pasan al otro.

Las terneras, por su parte, se distribuyen en diferentes sitios. Hay un primer parque para terneras destetadas, entre los 3 y 6-7-8 meses, luego pasan a segundo parque y posteriormente entran en los lotes de novillas antes de inseminar.

Roses, la madre de Félix, que también nos ha acompañado durante parte de la visita a la granja, recuerda que en la nave original de producción había comedero, patio de ejercicio y zona para dormir. “Al empezar en este sitio teníamos 24 animales. Entonces estaba todo aquí: terneras, secas y vacas en diferentes lotes”, subraya.

Como se encarga de enfatizar Félix, “el terreno siempre ha sido el mismo, pero con el crecimiento del rebaño se han ido adecuando naves o sitios que ya estaban y se usaban para otra cosas (almacenes, etc.) y que se quitaban para poner animales”.

“Arriba tenemos un campo bastante grande que dedicamos a cultivar maíz y tiene bastante desnivel, pero se podría corregir y destinar a nuevas naves. Para poder ampliar, hace 10-12 años pensé hacer una nave nueva para todas las vacas y en la actual poner la recría y las secas. Pero como no pude acceder a las subvenciones que pedí durante un par de años y como el precio de la leche está como está, abandoné la idea temporalmente. La situación no está para hacer muchas inversiones ahora mismo por lo que de momento estamos bien así”, recalca.

Trabajo diario y tareas externalizadas

El trabajo diario de la granja lo saca adelante Félix con la ayuda de un trabajador desde hace 5 o 6 años. El empleado se encarga de los dos ordeños diarios, por la mañana y por la tarde, así como de los terneros pequeños. Y Félix atiende a la alimentación de los animales, a la limpieza de las naves y del trabajo de encamar, así como la gestión administrativa de la explotación.

“Antes de su jubilación, mi madre se encargaba de los ordeños y también un poco de la gestión de la granja porque toda la vida lo había hecho. Pero desde el principio me dejó la responsabilidad para administrar la granja”, recuerda.

Desde que se puso al frente de la explotación, Félix subraya que ha seguido una línea continuista respecto a lo que hacían sus padres. Pero ello no significa que al ir aprendiendo o viendo cosas nuevas, las haya ido implementando en la granja para actualizarla o mejorarla básicamente. “Pero sin grandes cambios”, subraya.

Por otra parte, hay diversas tareas que las tienen externalizadas. Una de ellas es la podología bovina, de la que se encarga Digitrim, que les hace los recortes de pezuña y los trabajos que van necesitando a demanda.

También colabora con un nutrólogo externo, Octavi Fargas, de la empresa Veterinaris Asessor de la Producció Lletera SLP, que visita la granja una vez al mes y elabora la ración para los animales. “Según la base que tenemos de silo de maíz y lo que haya en el mercado que se pueda comprar y lo vamos adecuando”, añade.

“La ración para vacas de producción consiste en unos 30 kilos de maíz ensilado, unos 6 kilos de sorgo, también ensilado, entre kilo y medio y dos kilos de alfalfa y luego el concentrado, que ya lleva la soja, la colza, más maíz, más los minerales, etc. Las secas comen silo de sorgo, unos 20 kilos, y paja de cebada”, explica con detalle.

Desde hace un año, comercializa la leche con Làctia, un proveedor de los supermercados Mercadona, con quien fija sus contratos anuales para el precio de la leche, con sus correspondientes bonus por grasa y proteína.

Total implicación en los proyectos de CONAFE

Granja Vall de Maria (Girona) pertenece a la Associació Vaquers de Girona (AVAGI), así como a FEFRIC y a CONAFE. No pertenecen a ninguna cooperativa.

Participan asimismo en la mayoría de proyectos de CONAFE (genómica, I-SA, I-SAP) y tiene genotipado casi el 100 % del rebaño de su granja, apostando claramente por la importancia de la genómica como herramienta financiera y palanca de crecimiento y eficiencia económica.

Granja Vall de Maria colabora en casi todos los programas de CONAFE: genotipado, programa I-SAP (recogida de datos de salud podal) y proyecto I-SA (recogida de datos sobre patologías de vacas en lactación)

“Genotipo todas las terneras que nacen. Empecé a hacerlo por norma hace cuatro años, aunque anteriormente también había hecho algo puntual. Ahora tenemos mucha información de los animales y tengo comprobado cómo, al tener ya datos de animales genotipados con varias lactaciones, cuando me ofrece un valor alto en leche, la vaca da más leche que las otras. Y la que tiene un valor muy bajo de leche, siempre se queda atrás. Los datos confirman que la genómica es fiable, porque sus valores se trasladan a la realidad. Además, a las terneras que tienen un alto valor genómico intento inseminarlas con sexado, al menos la primera y segunda inseminación. Utilizo la genómica para centrar mis esfuerzos e inversiones en algunos animales concretos”, explica Félix.

Vídeo: Visitamos la ganadería Granja Vall de Maria (Girona)

Genética y concursos de raza frisona

En cuanto a genética, Félix recuerda cómo su padre tenía muy clara la línea canadiense para los animales de su granja y cómo él ha tratado de seguir esa línea, aunque también ha probado toros de diferentes casas comerciales y países dependiendo de lo que le ofrecían en la actualidad.  En este sentido, su principal objetivo siempre ha sido mejorar la producción de sus animales. “Creo que como todo el mundo – destaca-. Pero sin desmerecer nunca la vaca con tipo, bonita, que es la que me gusta y la que tenemos en la granja, un tamaño de vaca grande. Busco sobre todo producción, que es lo que nos da el dinero, pero siempre teniendo en cuenta patas y ubres. No gastaría dinero en un toro con patas y ubres malas.”

También es aficionado a los concursos de raza frisona. “Cada año, desde hace 18 años, participo en el Concurso de Raza Frisona de Campllong. También he ido alguna vez al regional catalán, pero cuando era más joven. Preparar a las vacas para concursar implica mucho trabajo y, aunque he llevado hasta 5 animales, ahora me quedo con 2 o 3. Alguna vez también he ido como aficionado a los Concursos Nacionales en Gijón. Si puedo, me gusta ir”, explica.

Futuros retos personales y del sector

Respecto al futuro, teniendo en cuenta que crecer en tamaño no está actualmente en sus planes, sus retos más próximos se centran en modernizar la granja para facilitar el trabajo diario y aumentar el bienestar de los animales. “Poner algún tipo de limpiado automático (arrobaderas, etc.) e intentar adecuar los parques para que las vacas estén más cómodas y seguir apostando por el cow confort”, apunta.

En cuanto a la tendencia del sector a que las granjas sean cada vez mayores, Félix opina que “todos los tamaños tienen sus ventajas y desventajas” y que “hay que adaptarse al tamaño que tiene cada uno”. “Creo que deben existir todo tipo de granjas. Si uno quiere una granja muy grande, que lo pueda hacer, y si otro prefiere una granja familiar, que también pueda ganarse la vida con ello. Sé que son maneras de ver la profesión muy distintas. El problema es que las granjas cada vez tienden a ser más grandes por un tema económico. Los costes son menores y permiten una mejor calidad de vida, pues si se puede disponer de trabajadores, no supone la misma dedicación exclusiva que requiere una granja familiar”, añade.

Por último, como padre de un hijo de 12 años, y aunque todavía es joven y queda mucho para eso, le preguntamos sobre un posible relevo generacional, la que sería la cuarta generación ganadera de esta familia catalana de Maçanet de la Selva.

“Yo le digo que haga lo que quiera. Como él lo ha vivido, ya sabe lo que hay. Ya ha visto la diferencia entre otros padres y los suyos. No creo que tenga que explicarle nada. Ya sabe lo que va a encontrar si decide continuar con la granja”, concluye.

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