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Finca La Asunción
Redacción Revista Frisona

Finca La Asunción

Visitamos esta ganadería de la provincia de A Coruña para mostrar cómo trabajan

A mediados de la década de los 60 del siglo pasado, la pareja formada por Santiago García y Asunción Souto crearon la ganadería Finca La Asunción en Touro (La Coruña), poniendo las sólidas bases de la actual explotación.

Tres años más tarde, Asunción, mujer adelantada a su tiempo, trajo vacas de Holanda para su propio rebaño, lo que en poco tiempo se convertiría en el segundo negocio familiar: la importación de animales. Dos actividades que hoy suponen cada una el 50 % del negocio.

De lo que era y lo que es Finca La Asunción hablamos con Santiago García Souto, único hijo de Santiago y Asunción y orgulloso heredero no solo de la granja, sino del espíritu ganadero y emprendedor de su madre, que le ha llevado a tener una de las ganaderías con mayor nivel de robotización del país, en la que genética, tipo, manejo y bienestar van de la mano, sin olvidar el cuidado diseño de las instalaciones y el paisaje, que crean un entorno privilegiado para animales y trabajadores.

Los inicios

Mis padres hicieron la ganadería en 1964-65 más o menos y en 1968 importaron animales de Holanda, comenzando a producir con 40 vacas en circuito. Eso duró hasta inicios de los 90, cuando la granja se empieza a expandir a los niveles que tenemos actualmente, con 180 reproductoras, 150-160 vacas en producción y unas 100 o 120 novillas y terneras de recría.

En 1975 aproximadamente mi madre inició la importación, que fue un segundo negocio y un apoyo fuerte para la ganadería, llegando a importar alguna vez, en un solo año, 4.000 vacas de Alemania y de Francia. De ahí es que Finca La Asunción sea conocida por las dos actividades, la importación y la venta de animales, que es la continuación del trabajo que inició mi madre, y la ganadería, de la que se encargaba más mi padre. A finales de la década de lo 80 iniciamos la selección fuerte, entramos en control lechero y en el Libro Genealógico y ANFE. Desde ese momento, siempre hemos apostado por la genética, la morfología y por las vacas frisonas, que en el fondo son una pasión.

Cuando se empezó con la importación, nos quedábamos con muchos animales, aunque siempre teníamos recría propia. No olvides en los años 90 tuvimos campeonas regionales y nacionales de novillas, animales criados en casa. Fue una época en la que tuvimos una presencia muy marcada en los concursos. También ahora a veces nos quedamos con animales extraordinarios porque siempre intentamos importar con un nivel un poco por encima del comercial, ir a las mejores granjas de cada país, siempre Europa.

La incorporación a la ganadería familiar

Me incorporé cuando acabé de estudiar, en el año 93-94 aproximadamente. Teniendo el padre y la madre que tuve, aquí no había ni vocación ni decisión. Aquí se había nacido para tener vacas y para continuar con el negocio de mis padres. Ni siquiera tuvimos que hablarlo en casa. Se había nacido para eso y totalmente de acuerdo por mi parte. No fuera así, no lo hubiera hecho.

Siempre digo que tuve la suerte de que mi madre era Asunción y mi padre Santiago. Eso para mí tuvo un valor importante y hoy la granja, por mucho que yo conozca, trabaje y me dedique a ella, crece sobre los cimientos que pusieron ellos en su día y de aquella iniciativa son estos logros. Se ha conseguido todo esto gracias a la sólida base que había en aquel momento.

Nuevos tiempos, misma filosofía

Actualmente tenemos unas 150-160 en ordeño; en total son 300 cabezas entre secas, vacas en producción y la recría. En esa horquilla nos movemos y no pienso aumentar. Cuando hice esta última inversión, que ha sido muy grande, aposté no por el aumento, sino por la tecnología. Tengo claro que una granja de este tamaño es una granja familiar y no quiero perder ese concepto. Aquí trabajan cuatro empleados y yo, que llevo la dirección y la gestión, y creo que es un tamaño aceptable para Galicia. Partiendo de la base de que quiero tener vacas con la morfología que me gusta, no quiero excederme en un número que no me permita alcanzar esos objetivos. La granja tiene esta idiosincrasia por el tamaño que tiene; si lo sobrepasara por encima o por abajo, no sería positivo para mantener las características de la explotación, de su presentación y del estado y confort de los animales.

Es una granja para vacuno robotizada integralmente. Desde la amamantadora para los terneros, la ventilación en función del THI, las duchas con gota gorda (sistema cow-cooling)... Todo está domotizado. El color de la luz, por ejemplo, se intensifica los días nublados para estimular la prolactina de la vaca y que siga produciendo. Por la noche, se mantiene atenuada cerca de los robots, para crear un ambiente que propicie el sueño de las vacas y que descansen.

Para el ordeño tenemos tres robots, de DeLaval, cada uno con 50- 55 animales, que se hacen entre 3,2 y 3,3 ordeños, con una media de producción en torno a los 42 litros con el 4,10 % de grasa y 3,57-3,60 % de proteína. Entregamos la leche a una quesería -Entrepinares- y por lo tanto los sólidos son importantísimos.

Con la robotización las vacas producen más cantidad de leche, aunque la limitamos a 42-43 litros porque entregamos a una quesería y necesitamos sólidos. Con estas producciones, la ubre de la vaca sufre menos y eso se traduce en una mayor longevidad. De hecho ahora tenemos 3 lactaciones de media, con momentos puntuales de 3,1; 3,2 e incluso 3,3. Si esto se extrapola a la calificación, en la última hemos tenido 87 puntos de media.

La última parte de la robótica es la alimentación, que la hacemos con el sistema Triomatic. Son unos silos de acero inoxidable donde se deposita el forraje y es el propio robot alimentador unifeed el que recoge, mezcla y suministra la ración a las vacas, tanto secas como en producción, a las terneras y novillas. En cuanto a las raciones, la ventaja de estos sistemas automáticos, por ejemplo, es que las vacas comen 5 veces al día; cada cuatro horas aproximadamente pasa el robot repartiendo la comida y entre cada reparto, pasa otra vez para acercarla al pesebre.

Robotización, manejo y mimo para la recría

Para las terneras la ventaja es que alimentamos con raciones diferentes: 3 a 6 meses; de 6 a 10; de 10 a 14 y de 14 a 20. Con esto conseguimos poder inseminar a las terneras con 11 o 12 meses y que paran entre 20 y 21 meses. El destete se hace con 3 meses y dejamos que las terneras tomen leche a demanda; las grandes pueden estar tomando entre 14 y 15 litros, a una concentración de 150 gr por litro de leche y eso hace que los animales tengan un crecimiento mucho más rápido y, al mismo tiempo, que se incorporen antes a la producción de la explotación, ganando 3 o 4 meses.

El protocolo de la recría se incorporó con la robotización de la granja. Una ternera, si no tiene un sistema automático de alimentación, no tiene capacidad para tomar 14 litros. El sistema automático de alimentación les da 7 veces de mamar y de otra forma no podríamos hacerlo.

Hablando de los terneros, decir que el año pasado conseguimos por primera vez que de los terneros nacidos vivos, tuvimos el 0% de muertes. Esto se consigue haciendo todos los protocolos que hacemos en el momento del nacimiento, desinfección y pinza en el ombligo, agua limpia a diario, limpieza de comederos a diario, encalostrado de 4 o 5 litros en la primera toma, encamar a diario, etc.

Puede parecer que se está forzando mucho al animal...

No, yo lo veo desde otro punto de vista: que gracias a una buena alimentación, a un buen manejo y a un buen confort, el animal desarrolló mucho más que desarrollaban antes por falta de este manejo y de esta alimentación. Cuando un animal tiene la altura y el peso suficientes, no estás afectando a su bienestar; al revés, cuando el animal llega a una edad y no alcanza unos mínimos es porque hay efectivamente una falta de bienestar.

Finca agrícola y alimentación

Estamos cultivando 60 ha de terreno que dedicamos a la producción de silo de maíz y silo de hierba. Siempre se deja un lote de unas hectáreas sin producir para echar el purín; con 60 hectáreas estamos hablando de una carga aproximada de 2,5-2,6 UGM por ha, que está dentro de lo aceptable y no tenemos problemas.

El forraje que producimos se utiliza al 100 % en la ganadería, solo compramos un poco de paja para las raciones de las secas y terneras y todo lo demás es forraje producido por nosotros: grano húmedo, silo de maíz y silo de hierba.

La alimentación también ha variado con los robots. Antes se metían en las raciones entre 10 y 13 kg de pienso a base de soja, harina de maíz, cebada, etcétera. Ahora se da en el robot la mitad del concentrado, es el aliciente para que la vaca entre y se puede ordeñar. Por eso es tan importante hoy en día la calidad de forraje, no solo desde el punto de vista económico, sino desde el punto de vista eficiente para el funcionamiento de la granja.

No es que hayamos aumentado el consumo de concentrado, simplemente la distribución es diferente. Sí es cierto que con la subida de las materias primas a 7 u 8 céntimos el kilo de pienso, de harina o de mezcla que cada uno compre, repercute negativamente en el resultado final de la ganadería. Es más, creo que es el peor momento de la ganadería de leche en España. No son solo los costes de producción; la luz se ha triplicado el precio, el gasoil ha subido una barbaridad, los costes de los técnicos han subido… Todos los costes han subido y nosotros no podemos subir nuestra leche en proporción al porcentaje que han subido los costes.  Por eso creo que desde que me incorporé en el año 93-94, es el peor año que recuerdo para el balance de la explotación.

Trabajo protocolizado

Toda la granja funciona con protocolos. Se hacen dos revisiones de podología al año, se hace una revisión semanal en reproducción y luego se vacuna toda la granja contra IBR, BVD, parainfluenza, rino sincitial, mamitis y clostridium. Se hacen también dos desparasitaciones al año y, además, se vacuna a todas las vacas contra coronavirus y rotavirus. Soy un gran defensor de las vacunas y del funcionamiento protocolario de una explotación y nunca se salta el protocolo; es la base para que una explotación funcione. Pero el protocolo no solo en vacunación, sino de manejo, de limpieza, en encamado, que lo hacemos cuatro veces a la semana y los terneros a diario, limpieza diaria de comederos y bebederos, etc.

Desde hace 8 o 9 años las camas de todas las naves de producción son de arena. Antes teníamos carbonato y serrín, que me gusta porque mantiene al animal muy limpio, tanto como la arena, pero es cierto que la arena tiene una función aséptica total en la ubre (el año pasado tuvimos solo 6 mamitis) y también un efecto antideslizante en los pasillos y los patios, que ayuda a que los animales pisen más firme y eso beneficia a los aplomos y ayuda a que el animal dure más años. El único problema de la arena es que cada dos años tienes que sacarla del foso. Pero entre cada dos años perder dos días sacando arena a no tener mamitis, prefiero no tener mamitis y no perder estos animales que valen mucho dinero, de familias de vacas excelentes y MB, con 20 generaciones detrás.

Para el resto de las tareas contamos con el asesoramiento de un nutrólogo de Nanta en alimentación y recría de terneras (estamos en el programa Nanta Prima) y con Seragro, para la reproducción. Por lo demás, somos totalmente independientes.

Tipo y genética

Para mi una buena morfología es la base de la eficiencia y de la longevidad, lo tengo clarísimo. Hace que un animal sea más fácil de ordeñar, preñe y para mejor, dure más años, sea más eficiente a la hora de la ingesta…  todo es positivo. Por eso mi selección siempre está muy enfocada en la morfología, sin olvidar toros que también produzcan leche y sólidos, claro.

Siempre busco toros que sean muy, muy positivos para ubre posterior alta y ancha. Luego busco muy buena calidad de patas, con muy buena movilidad. A partir de ahí ya voy a la estructura y capacidad del animal, siempre con toros que tengan, como acabo de decir, positividad en producción de leche.

En cuanto a la procedencia, utilizo toros americanos, canadienses, alguno alemán, españoles, pero pocos. El toro que me gusta en cada momento, pero siempre con un peso enorme en la morfología. Me da igual la procedencia mientras reúnan las condiciones de tipo y producción que quiero.

No busco índices. Reconozco que si se utilizan toros muy positivos en tipo, como hago yo, probablemente no sean los mejores de la lista en salud o longevidad. ¿Cómo contrarresto? pues con el manejo y con el bienestar y el confort que damos a los animales. Si una vaca es más grande de lo normal, con un buen cubículo y una buena cama, no va a tener problemas. Nuestro programa de selección está basado principalmente en la morfología y a partir de ahí intentamos crear nuestras propias familias, buscando vacas que duren, que den leche, que tengan sólidos. Vacas rentables, completas.

No soy partidario de utilizar un índice que me lleve a hacer la selección solo en base a ese dato. Cuando tienes una granja donde se producen 42 litros de leche, al 4,-4,20 % de grasa y 3,50-3,60 % de proteína y tienes una calificación de 87 puntos, digamos que te permite seguir con ese criterio porque la propia granja y los propios animales indican que vas por un camino correcto.

¿Genotipar los animales? Genotipo los animales para la venta de embriones, para mirar cierta genealogía, para ver la transmisión a las futuras hijas, etc., pero no lo hago de una manera asidua y sistemática. Entiendo que para algunas ganadería sea la vía porque genotipar implica trabajar en grupo de una manera más rápida y más correcta. Sin duda, genotipar animales y dar esa información a quien los compra es positivo, igual que es indispensable tener hoy genotipado un animal que produce embriones.

Esta es una granja con un tamaño medio, en la que trabajamos de manera individual con cada vaca, donde la morfología es muy alta –que tengo EX o MB que son las que llegan a 7 u 8 partos–, donde hay muchas familias detrás, con generaciones y generaciones. Por eso el genotipo aquí no tiene ese peso, porque hay otros factores que pesan mucho a la hora de la selección, con una seguridad también muy alta, aunque tengo genotipado el 30-40 % de la explotación.

Utilizo semen sexado en torno al 20-25 %, no más. La fertilidad, en mi caso, es menor y para mí es importante porque en la explotación lo tienes que mirar todo: que los días en leche no se escapen, que los periodos entre partos sean los correctos, que el número de inseminaciones esté dentro de una media; entonces, siempre utilizamos semen sexado en los embriones y en las 30 vacas mejores de la explotación. De embriones vendemos alguno, pero la gran mayoría es para tener terneras de nuestras vacas.

En cuanto a las familias, destacaría la “Carla”, que viene de una Atwood Excelente 91, de la que ahora mismo debe haber como 30 descendientes. Me gusta hacer mis propios embriones y mis propias familias. Claro que la base tiene que ser muy buena; esa familia de la que vas a sacar mucha progenie tiene que venir ya con una calidad genética muy alta. No compro un solo embrión al año, prefiero comprar un animal especial que tenga una perspectiva de alta progenie para la explotación y a partir de ahí explotarla.

También hacemos cruces, para no cargar la explotación de recría. Los hacemos con angus que es un semen barato, tiene un índice de preñez muy parecido al frisón y nacen crías pequeñas. Para el bienestar de la vaca; es cómoda a la hora de parir. Podríamos vender mucha más recría de la que se vende, pero eso supondría no poder mantener los lotes con los tamaño adecuados, los metros cuadros por animal, etc.

Bienestar animal y bienestar ganadero

Cualquier punto de bienestar animal que incorporemos en la ganadería debe partir de que el ganadero recibe un precio justo por el litro de leche. Una vez establecido ese precio, podemos hablar de bienestar animal. Todos los ganaderos queremos a nuestros animales y queremos verlos bien, limpios y con confort. Pero la cuestión no es si el ganadero quiere hacerlo o no; es si el ganadero realmente tiene los recursos para proporcionar esas condiciones a sus animales.

En la mayoría de los casos ya están establecidas estas bases; si tenemos la comida fresca y bien cuidada, con los silos bien fermentados; si tenemos una buena cama y agua limpia en bebederos cuidados, tenemos la base para que funcione una explotación de vacuno lechero. Si a esto sumas la temperatura, luz y ventilación adecuadas, todo eso favorece al bienestar animal.

Con los terneros, lo que dije antes de muerte cero después del nacimiento, se consigue prácticamente con el manejo de la cama, la limpieza y desinfección de los utensilios a los tienen acceso (comedero, bebedero, biberón). Creo que esa es la base para que se críen bien los terneros; además, por supuesto, de la cantidad adecuada de suministro de leche. Es la base para que un ternero tenga el bienestar para que pueda criarse de una manera rápida y eficiente y al mismo tiempo con calidad para su vida.

Manejo en España y en el mundo

En bienestar animal creo que la mayor parte de las ganaderías españolas tiene un nivel a la altura de cualquier país europeo. Además, me atrevería a decir que la trazabilidad de la leche está un punto por encima. Las lecherías más limpias que veo, las salas de ordeño, los tanques de frío, son siempre aquí. En Holanda quizás sí, pero en los países en los que he estado no se tiene la limpieza que tenemos nosotros. Creo que tanto el bienestar animal como la trazabilidad de la leche, son cuestiones que cuidamos mucho en España.

En tu opinión, sí en España tenemos esa calidad de la leche, ¿por qué se paga a un precio tan bajo?

Añado a tu pregunta que somos un país deficitario en leche, que tenemos que importarla. Bueno, creo que es la pregunta que nos hacemos todos los ganaderos y a la que nadie nos puede dar explicación. Si ahora mismo en Holanda el precio base está 0,45 euros; en Alemania está a 0,42; en Francia está a 0,39; por qué aquí está a 0,32 o 0,34; cuando esos países tienen que exportar un porcentaje muy alto de su leche y nosotros tenemos que importarlo. Esa es una pregunta que nos hacemos cada día los ganaderos cuando nos levantamos, pero que nadie nos sabe contestar. Bueno, a lo mejor no es el ganadero a quien tenemos que preguntarlo, sino a la distribución y a transformación;  son los que deben dar una contestación convincente. Un país que no respete al sector primario y no le dé la importancia que tiene, las perspectivas de futuro de ese país no son las mejores. Además, lo hemos visto recientemente con la pandemia; cuando estábamos todos confinados, al final los producían para todos estos millones de gente que vivió en la ciudad, éramos los del campo, unos leche, otros patatas otros hortalizas, cada uno en su sector seguimos produciendo igual para que toda esa gente pudiese estar de una manera tranquila en sus casas confinados y suministrando todos los supermercados de España.

Hablar de los políticos es ya un tópico. Creo que ahora es la sociedad española la tiene el deber con los agricultores y ganaderos de darnos el puesto que nos merecemos y reconocer cuál es nuestro trabajo y la importancia que tiene dentro de la sociedad.

¿Confías en que la ley de la cadena alimentaria solvente de alguna forma esta situación?

No, no lo creo. Mientras sean las industrias y la distribución las que negocien nuestra leche y nosotros no estemos dentro de ese acuerdo, no creo que sea la solución. La solución llegará cuando los ganaderos, los propios productores, podamos negociar con distribución e industria el precio de nuestra leche en función de los gastos de producción, del trabajo, del precio final. Cuando formemos parte de ese tripartito, será cuando veamos luz al final del túnel y cuando podremos decir que de la agricultura y de la ganadería se puede vivir de una manera digna. No puede ser que hoy un concentrado esté entre 0,36 y 0,44 euros y un litro de leche esté entre 0,31 y 0,36; es inaceptable. Todo el mundo sabe cuál es el coste del litro producción. Puede variar de una Comunidad a otra, pero sabemos que está en torno a los 0,37-0,41 euros, por lo tanto el precio base nunca podrán estar por debajo de esas cifras. También hay empezar a reconocer que no solo es poner un precio que cubra los costes; los ganaderos tenemos un negocio del queremos vivir, que nuestros hijos estudien, hacernos una casa, tener un coche y poder irnos de vacaciones. Entonces, el precio base tiene que estar por encima de los costes.

¿Cómo valoras las manifestaciones que está habiendo?

Creo que todas las movilizaciones, si no se hacen desde un punto de vista global, unido y a la vez, es perder el tiempo. Creo que esto no es una cuestión ni política ni sindical, es una cuestión de productores y mientras no hagamos una asociación única donde realmente tengamos el poder y la fuerza suficiente para que nos atienda quien nos tiene que atender y negociar con quien tenemos que negociar, no se conseguirá nada. Nuestro enemigo no es la sociedad. Los que están en el medio son los responsables del martirio que llevamos tantos años sufriendo, sin las ganancias que deberíamos tras la gran cantidad de inversiones que tenemos que hacer en la explotación; cuidando, además, del entorno, del bienestar animal, de las buenas condiciones para los trabajadores… Y si queremos esto, la única manera de hacerlo es de una forma unida.

¿Crees que la opinión pública será capaz de comprender cuáles son las peticiones, las necesidades del sector?

La opinión pública yo creo que está más que convencida. Otra cosa es que sea conocedora al cien por cien de todo esto. Ahora, a quien se lo explicas lo entiende perfectamente; están a nuestro favor totalmente; nadie quiere que produzcas por menos de tus costes. Pero también es cierto que a veces el consumidor no es el que tiene que pagar todo. Es decir, hay margen suficiente. Ahora mismo en los supermercados la leche subió 6, 7 u 8 céntimos; a nosotros no nos subieron esos céntimos, según la distribución porque han subido los costes de vida, la luz, etcétera. ¿A nosotros no nos han subido? A nosotros nos ha subido igual, simplemente ellos tienen el poder vender su producto al precio que ellos consideran y nosotros tenemos la desgracia de tener que vender nuestro producto al precio que ellos estiman. Esa es la diferencia. No es un problema de la opinión pública, que está convencida de que nosotros tenemos que producir un producto de calidad que garantice su salud, un producto que sea sano para ellos que les guste, pero por encima de nuestros costos de producción. Y si a nosotros nos tienen que subir x céntimos la leche, la distribución no tiene que subir su precio, porque ahora ha subido unos 7 u 8 céntimos el precio final y apenas han subido el precio al productor. A los costes de producción dicen, pero ¿no es su luz la misma que la nuestra? ¿nuestros empleados no cobran como los suyos? No se trata de entender o no. Esta es una injusticia más de la vida. Está el robo, que es ilegal, y está la expoliación, que puede estar legalizada. En el fondo depredadores. Ganan millones de beneficios, premios a los mejores empresarios, pero es fácil serlo si comprar al precio que quieres y vendes al que te da la gana. Los ganaderos sí que somos buenos empresarios, que vendemos la leche por menos de lo que cuesta y todavía sobrevivimos. No puede ser que una explotación como esta no genere beneficio. Y gente que trabaja 14 o 15 horas al día, de lunes a domingo, trabajadores autónomos y pequeñas pymes que se están auto explotando. No hay derecho.

Tipo en la granja y en la pista

¿Si soy juez porque me gusta la morfología o al contario? Yo soy un defensor de que los jueces deben ser ganaderos. Si eres un buen ganadero y eres un amante de las vacas frisonas, al final siempre te llama juzgar un concurso. Luego es como todo; he estado en el momento correcto y el lugar oportuno. Nací en el momento adecuado, tenía la explotación que tenía e hice desde muy joven escuelas de jueces, conseguí los títulos y con 23 años estaba jugando concursos, pero no era algo que yo había decidido ser.

En realidad me gusta tanto juzgar como participar en un concurso. Hoy me gusta más participar y hace 20 años me gustaba más juzgarlos. Es verdad que cuando has juzgado muchos, ya no tienes la misma ilusión. Tienes más serenidad, pero disfrutas menos.

¿Algún concurso que me gustaría juzgar…? Cuando has juzgado los concursos nacionales de tu país, de países como Holanda o Italia, la confrontación europea… bueno, has alcanzado tus metas. De todas formas, yo siempre fui más juez de escuelas que de concurso. Me gusta más la formación. En las escuelas me siento mucho más cómodo; me gusta tener el trato con los otros ganaderos, poder dar las explicaciones en el momento.

Planes de futuro

A nivel profesional creo que llegué donde quería: hacer una ganadería que fuese un referente. Para mí es muy importante no solo morfología, sino el entorno de trabajo. Los ganaderos de alguna manera estamos obligados a cuidar el entorno y el medio ambiente. Proporcionar bienestar no solo a nuestros animales, sino también a la sociedad cuidando el entorno y creando lugares de trabajo cómodos y al mismo tiempo donde seas feliz viviendo. Creo que llegué a ese punto y ahora pues lo que hay que pedir salud para vivir y poder disfrutar de todo esto que prácticamente acabamos de hacer.

Para terminar, si te pidiéramos que hicieras algo en CONAFE ¿qué sería?

Creo que CONAFE lleva unas líneas correctas, dentro de sus posibilidades, a la hora de trabajar con las ganaderías. Pero por apuntar algo, creo que debe llevar la batuta de la formación de los futuros ganaderos en España, inculcar ese amor por la vaca frisona. Cada uno en el campo que le guste o necesite: genética, producción, genotipos, morfología, sistemas mamarios, salud... Todas las estrategias son acertadas y todas admiten miles de combinaciones a la hora de seleccionar y trabajar con las vacas dentro de una ganadería. Entonces, desde mi punto de vista, CONAFE debe retomar de una manera más intensa el espíritu de formación de los jóvenes, que compartan con los ganaderos que formamos la Confederación, nuestra ilusión por la vaca frisona.

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